CAPÍTULO-17

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Ya habíamos llenado la mesa de platos apetitosos cuando entró Cebrián, hambriento.

Lo más correcto hubiera sido esperar a los demás, pero él se sirvió la mejor porción de carne y empezó a zampársela. Poco después apareció Leonor, un tanto despeinada. Me pregunté si seguiría teniendo hambre después de todo.

-Dorian vendrá en unos minutos -sonrió.

Cebrián tenía toda la pinta de saber lo que habían hecho, porque en sus ojos normalmente burlones me pareció ver desagrado.

Crisanta salió del comedor al mismo tiempo que Leonor se sentaba, no supe por qué abandonaba el lugar, pero tampoco me importó mucho, cuanto más lejos la tuviera mejor.

<<Esta está tramando algo>> me advirtió la bruja.

-¿Cómo lo sabes? -pregunté, sin darme cuenta de que lo había dicho en voz alta y Cebrián me estaba mirando con cara rara.

<<Estúpida, deja de llamar la atención o harás que nos maten a las dos>>

No tuve tiempo de inventarme una excusa por haberle hablado a la nada, Dorian entró, con Crisanta tras él y se sentó en su sitio, a la cabecera de la mesa.

Se sirvieron todo lo que quisieron mientras yo miraba los platos, hambrienta, las sirvientas siempre comíamos después de ellos.

Me fijé en como Leonor sonreía a Dorian de vez en cuando, aún sin que él le devolviera la sonrisa. Tuve ganas de entornar los ojos, la última vez que había hablado con mi amiga me había confesado que creía empezar a estar enamorada de verdad, aunque yo no le di mucha bola a la conversación, ahora estaba claro que no mentía, que Dorian la había conquistado con sus mentiras y engaños, con la ventaja de saber que le tenía un mínimo interés.

Recordé también lo que me había dicho Amelia en cuanto llegué, que a él le gustaba el acto de engatusarlas, como si de alguna manera sintiera que así lo querían de verdad, aunque eso fuera completamente imposible. Poco después de terminarse el postre Dorian me hizo una seña con la mano.

-Tú -me entraron ganas de corregirle, ese no era mi nombre-, ven, siéntate con nosotros.

No entendía el por qué de esa orden o si era alguna especie de truco, aunque obedecí sin poner quejas. Había una silla al lado de Leonor y quise sentarme allí.

-Junto a mi primo -ordenó.

Yo tragué saliva, dando la vuelta a la mesa y ocupando el asiento cerca de Cebrián.

-Come tarta -me ofreció un trozo ya cortado.

No entendía muy bien lo que estaba pasando y, cuando Cebrián y yo nos dedicamos una mirada similar, supe que él tampoco lo entendía. Pronto lo averigüé.

-Ha llegado a mis oídos que tú -Dorian giró su cabeza para mirar a su amante- has estado chismorreando con esta sirvienta.

Casi me atraganté con el bocado de tarta que acababa de llevarme a la boca.

Miré a Crisanta, lo había ido a buscar para contarle que nos veíamos por las noches, ¿qué cómo lo supo? No lo sabía ni me importaba, lo que sí sabía era que esa sarnosa quería hacerme la vida imposible.

-Creí –ella le tomó la mano- que me dejarías hablar con quien quisiera amor mío.

-Permíteme decirte, primo -interrumpió Cebrián-, que no siempre tienes que escucharte a viejas parlanchinas que solo quieren meter cizaña.

-Esta discusión no va contigo.

-Amor -Leonor lo miró de la misma manera que lo había hecho en la sala de estar, seductoramente- puede que... -empezó a trazarle círculos por su brazo- si lo discutimos en otra parte cambies de opinión -todos supimos a qué se refería con eso.

-No creas que porque hemos hecho el amor una vez ya tienes algún poder sobre mí, porque nunca lo tendrás.

-Por favor -dije, y esas palabras parecieron captar la atención de todos-, no nos culpes por ello.

-Señor, permitidme decir -Crisanta dio un paso hacia la mesa- que ella manipula a vuestra querida Leonor.

-La única manipuladora que veo aquí eres tú -Cebrián interrumpió.

¿Por qué nos estaba defendiendo?

-Creo que todos sabemos -continuó ella- que debe ser castigada.

-Si no te callas voy a levantarme y vas a acabar con algo más que un ojo morado como recuerdo -apreté el puño debajo de la mesa, Crisanta no parecía asustada con mi amenaza, pero yo lo decía bien en serio.

-Crisanta, ve a la cocina y deja de entrometerte en conversaciones que no te incumben -Dorian me seguía mirando, como si estuviera pensando qué hacer conmigo, mientras su sirvienta obedecía-. Necesito esta noche para pensarme las cosas -se levantó.

-Puedo acompañarte si quieres -Leonor tuvo la intención de ir tras él.

-No, gracias -abandonó la sala sin decir nada más.

Leonor lo vio marcharse con los ojos llorosos, mirando esa puerta ya cerrada por la que él acababa de pasar. Debía decirle algo.

-Leonor lo...

-Cállate -me interrumpió- ¿Por qué tienes que arruinarlo todo? -me sorprendió tanto lo que dijo que no supe muy bien cómo tomármelo.

-Yo no he arruinado nada.

-Si no tuvieras que llevarte mal con todo el mundo no hubiera pasado nada de esto.

-¿Qué culpa tengo yo de esto?

Mi amiga reacomodó la postura.

-Tendréis que perdonarme, pero será mejor que me retire a mi habitación -no sonó amable, ni dulce como las otras veces que había hablado con ella, sonó fría, enfadada, rota.

No la detuve cuando se fue.

Cebrián se quedó mirando la escena, por una vez no parecía divertirse.

-¿Por qué lo has hecho? -él sabía a lo que me refería.

-Te dije que me caías bien.

-¿Solo por eso?

-¿No es eso lo que hacen los amigos?


_____

¿Qué os está pareciendo?, ¿alguna teoría?

¿Qué creéis que hará Dorian al respecto por no haber seguido sus normas?

¿Creéis que Dorian y Leonor tienen algún futuro como pareja?

¿Y qué hay de la amistad que puede que se esté formando entre Tania y Cebrián?

Se que son muchas preguntas😂 probablemente estáis pensando "menuda pesada esta tal Lorelai", pero de verdad que me hace especial ilusión saber qué pensáis❤️

Gracias por leerme y no olvidéis la ⭐️ si os está gustando.

El miércoles vais a saber cómo va a acabar este asunto y cómo le afectará esto a Tania.

Un besito y... ¡Arrevoire!

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EN EL CORAZÓN DE UN MONSTRUODonde viven las historias. Descúbrelo ahora