Mixoma en el corazón, padecimiento que puede ser mortal si no se trata, a veces este no se muestra hasta que yace un avanzado daño en quien se desarrollar. Puede ser genético o puede desarrollarse sin antecedentes de él en la familia.
Luffy, un uni...
Es fin de semana, son las 7:00 de la mañana y no sé cómo llegué al hospital donde están dándole tratamiento a Luffy.
Lo miro y tiene esa radiante sonrisa que demuestra lo mucho que le gusta el Doctor Law. Suspiro y acepto el hecho de que ese chico amante de la carne y energía inagotable merece vivir su romance.
Se limpia el sudor de sus manos en el suéter rojo de su uniforme y decidido entra al hospital, yo lo sigo como su buena amiga y compañera de aventuras.
Estaba seguro de querer ver al doctor Law, en clase de artes hizo un horroroso dibujo, la maestra dijo que se lo diéramos a alguien especial y él solo pudo pensar en aquel medico de ojos grises. Pasamos a preguntar por él en recepción e inmediatamente nos recibe en su oficina, si es que así se le puede llamar a un cuarto en donde recibe pacientes todos los días.
—¿Pasa algo? ¿Te has sentido mal? —parece un tanto preocupado. —¿Se ha sentido mal? —está vez se dirige a mí.
—Ha estado mejor que nunca—bromeo. Parece no entender así que suspiro. Luffy solo se ha quedado ahí parado sin saber qué decir. Tomo de su mano la hoja con el dibujo y se la entrego al pelinegro de gorro infantil. —Para usted.
—¿Lo hiciste tú? —se dirige a Luffy.
—En clase —por fin encuentra voz para responder.
No tengo idea de qué es lo que hay en esa hoja, pero debe ser demasiado bueno, pues el doctor Law tiene una sonrisa enorme.
—Gracias.
El ambiente se torna romántico, no empalagoso como cuando Sanji y Zoro coquetean creyendo que no nos damos cuenta, pero sí lo suficiente para que ambos compartan una mirada de complicidad mientras sonríen de oreja a oreja.
El ambiente se corta cuando enfermeras y doctores comienzan a correr por los pasillos, llevan a una persona a urgencias, así que el ojigris también sale.
—Gracias —susurra a Luffy y sale corriendo.
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Luffy.
El amor con el que crecí fue el que me brindaron el abuelo y mis hermanos, depuse mis amigos y las personas que me rodeaban y me hacían feliz, pero el Doctor Law me está enseñado otro tipo de cariño, es raro, no lo comprendo y la verdad a veces me es fastidioso.
—Sabes, Nami—. Caminamos hacia su casa, el cielo se torna naranja, bañado de un poco de morado. —Quiero que Torao viaje con nosotros.
Suelto una risita y Nami parece sorprende, pero aun así me abraza.