Capítulo 2:

803 47 3
                                    


Capítulo 2:

Pasaron las horas, en las cuales tanto yo como Isabel estuvimos durmiendo en el avión.

-Se les informa a los pasajeros deben abrocharse los cinturones, dentro de poco procederemos a aterrizar.- Escuché como daban un aviso. Me incorporé y miré a Isabel.

-Isabel despierta, ya hemos llegado.- Susurré mientras veía como se incorporaba y miraba por la ventana.

- Felicidades, oficialmente tienes veintidós años.- Dije después de que se abrochara el cinturón de seguridad.

-Gracias, ahora soy un año más vieja.- Respondió con un tono sarcástico mientras sonreía.

A la media hora ya estábamos fuera del aeropuerto, cada una se quedó mirando el paisaje. Altos edificios adornaban la ciudad y la gente iba cabizbaja pensando en sus cosas.

-¿Y ahora donde vamos?- Preguntó Isabel mientas miraba de un lado a otro y el mapa.

-Pues tenemos que ir al hotel.-

-¿Qué hotel?-

-Pues al cual llamaste... oh no, no me digas que...-

-Lo siento... se me olvidó.-

-Increíble, para una cosa que te mando y se te olvida.-

-Bueno, perdón por tener otras cosas que hacer.-

-Cállate, debemos coger un taxi para ir al hotel.- Cogí la maleta y empecé a andar enfada, estaba mirando al suelo cuando tropecé con alguien.

-Lo siento.- Dije en inglés mientras levantaba la cabeza y veía como un chico de mi misma estatura, o quizás centímetros más bajo que yo asentía con la cabeza y seguía con su camino.

-¡Mika espérame!- Seguía en mi sitio, viendo a la nada. El hombre con el que acababa de chocarme seguía su camino tan tranquilo.

-Ya lo he arreglado, acabo de llamar, tenemos suerte solo le quedaban dos habitaciones.- Vi como sonreía mientras levantaba su mano derecha donde tenía su teléfono.

-Me alegro, entonces en marcha quiero deshacerme de todas estas maletas.-

Empezamos a andar hacía la estación de tren, de ahí iríamos al hotel.

Una vez que estuvimos en el centro de Tokio preguntamos, o más bien pregunté por la dirección del hotel.

No tardamos en entrar al hotel, era muy elegante. Nos acercamos al mostrador, Isabel empezó a hablar con la joven mujer, a los pocos minutos de rellenar con nuestros datos una tabla, nos dieron las llaves.

-¿Quieres la 113 o la 114?- Me preguntó Isabel.

-La 114, ya sabes yo y mi obsesión por los números acabados en cuatro.- Nos dirigimos al ascensor y hablamos de lo que haríamos luego. Me despedí de ella y entré en la habitación.

Era cómoda, perfecta para mí. Nada más entrar a la izquierda había una puerta que llevaba al baño, me adentré más y vi la habitación con más detalle, tenía una cama para dos que adornaba la habitación y delante de la enorme ventana, que llevaba a un pequeño balcón, había una mesa con dos sillas. También había un armario.

Dejé las maletas al lado del armario y me tiré en la cama, era muy blandita. Me dejé llevar por mis pensamientos. Recordé al extraño con el cual me choqué. Tenía una capucha, gafas de sol y una máscara.

-Tengo la sensación de que he visto antes a esa persona.- Dije mientras me levantaba de la cama y me acercaba hacia la maleta.

Hacía bastante sol fuera, pero el viento soplaba mucho. Así que decidí ponerme la ropa más cómoda y calentita que tuviera en la maleta. Antes de abrir el bolsillo de la maleta vi una pulsera de color marrón adornada con una "M" en color plata. No le di importancia, así que la puse en la mesita que había cerca de la cama y me vestí.

Ayúdame a recordar [the GazettE//Editado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora