𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 𝐒𝐄𝐗 愛 KOOKMIN

Capitulo O20.

Una confesión desde de tanto tiempo juntos no podrá arreglar el dolor que depara para ambos pero puede aliviar el dolor de sentirse desconocidos.

Jimin no puede resistir besar sus labios cuando la confesión cambia sus pensamientos y siente que Jungkook cedió a contarle su secreto hace días atrás para luego confesar como Jimin era una persona de su gusto.

Soltó una pequeña risita en medio del beso cuando Jungkook demostraba sentirse desesperado por sentir sus labios junto a los suyos pero río más cuando su cuerpo fue jalado hacia la cama para sentir el mismo calor que el azabache.

El calor aumentó, el ambiente fue otro en minutos. Las manos no son las mismas cuando se vuelven cálidas y suaves sobre una piel contraria que ha extrañado recorrer.

Diferentes labios se chocan y crean un beso que jamás creyeron sentir tan desesperado después de tanto sin sentir lo que era besarse mutuamente.

Si el diablo existiera dentro de la misma habitación, dirá que Jungkook está tentando a Jimin a caer sobre sus brazos pero el diablo no le importaba nada de eso cuando solo eran dos hombres desesperados por un mínimo toque enciende la piel de ambos.

Después de tanto tiempo sentirlo arriba de él era como volver a tener un contrato frente a sus ojos y sentir que su cuerpo le pertenece. Otra vez ese maldito placer que otros pueden decir que no es placer cuando cada choque de su palma golpea su trasero aún con sus ropa por encima.

La tristeza se esfumó tan pronto el azabache comenzó a ser descarado como sus manos al colarse por debajo de la ropa del rubio en busca de más piel de su cuerpo comenzando por su pecho y todo su abdomen. No quería nada que se interponga en su toque y le quitó las ropas superiores, dejando desnudo su torso.

El rubio ya no sentía vergüenza de ser el único desnudo entre ambos. Solo quería ser suyo otra vez. Sus veloces y ágiles piernas se rodearon en las caderas del azabache y lo atrajo a él mientras este mismo se quitaba la ropa superior como él.

El mecánico arrojó la ropa lejos y luego quitó un poco las piernas del contrario de sus caderas para terminar de quitar toda su ropa para dejarlo completamente desnudo ante sus ojos.

—Haces que mi cuerpo sienta frío aquí, quiero estar caliente.

Las palabras del hombre rubio enciende la llama que tiene el azabache adentro cuando cada palabra choca cálidamente contra su oído. Lo escuchó perfectamente.

No pudo seguir con los que su imaginación quería hacer cuando el hombre millonario lo tomó del rostro y lo beso hasta que su lengua quiso jugar con la suya.

Se sentía sorprendido cuando el rubio parecía ir por todo lo que deseaba. Jugar con sus labios, con su lengua, querer devorarle la boca a su dominante que alguna vez fue. Fue un juego atrevido con cada encuentro que su lengua hacia con la suya y cada vez que se tocaban, no podían evitar expresarse de manera placentera con algún que otro jadeo ahogado entremedio del beso caliente.

Sus mechones negros ahora eran jalados por las manos del contrario para jalar aún más de él para devorar aún más sus labios.

Parecía que el rubio no podía dejar sus labios con cada pequeña pausa que tomaba para un respiro pero continuaba rápidamente y parecía un competencia para el mecánico.

Aún llevaban minutos besándose bajo las sábanas pero el azabache nunca avanzó ni un segundo mientras el rubio le ganaba con sus labios.

Logró separarse de esos belfos gruesos que le encantaba sentir y intentó decirle algo al dueño de estos pero solo sintió suavemente como dos dedos se adentraba entre sus labios finos en busca de su lengua.