Molestia, molesto, enfurecido y irreconocible.
Entró a su apartamento con el enojo a flor de piel. La puerta se cerró detrás de él y el mundo cambió.
Golpeó, arrojó, rompió todo lo que había en su paso. Sus manos pasaban por su rostro, sentía frustración de todo. Se estaba frustrando de pensar todo el tiempo en su alrededor. Creyó que todo estaba bien y ahora todo era caos.
Caos. Caos como la mente que poseía, mejor se tranquilizó, solo unos minutos hasta que volvió arrojar todo al suelo. Se quitó la chaqueta y la tiró al suelo mientras caminaba hasta su habitación a pasos rápidos.
Maldijo una, otra y otra vez. Maldijo ese nombre en el primer momento que lo escuchó.
Su cuerpo comenzó a doler como su cabeza, sus manos dolían de tanto romper cosas que no tenían la culpa pero el desahogo es lo único que le hacía hacer eso junto con la molestia.
¿Quien era ahora mismo? No se reconocía a de esta forma.
Todo este momento de furia se calmó cuando de un momento a otro se encontraba ahora sumergido en la bañera. Su cuerpo se comenzaba a poner rojo, más bien, su piel era víctima de sus manos que intentaban limpiar hasta lo que no existía. Todos sus tatuajes tomaban un color rosado por el nivel de violencia con el que limpiaba su piel con solo sus manos.
Se sentía extremadamente asqueado de el mismo. La suciedad inexistente atacaba su piel, se encaminaba por todo el cuerpo y en buscaba su mente para acabarla cuando siempre escapó de los malos pensamientos y sucios.
Tomó un poco de agua entre sus manos y se lavó el rostro, una y otra vez. Sintiéndose sucio pero no tan sucio porque no era físicamente, sino psicologicamente.
Jaló de su cabello como si tuviera la culpa de todo, por suerte, nunca se dañó pero si dolía un poco.
Soltó gritos desgarradores cuando su piel le pedía que por favor se detenga. Limpiar, limpiar y limpiar su piel no era la cura.
Lavó su rostro con fuerza, golpeó el agua, gritó, odiaba su reflejo en el agua, la volvía a golpear y luego se jalaba el bello cabello azabache.
La culpa no es físicamente.
Es como si subconsciente peleaba con él intentando ayudar a encontrar la racionalidad y dejar el dolor atrás.
Cansado de pelear con él mismo todo el tiempo, sus ojos dolían cuando cada lágrima se escapaba de ellos y dolorosamente quemaban las mejillas al llevar ira en ellas.
Lágrimas de ira, dolor, desastre y angustia.
La misma angustia que le cerró la garganta y dolor era lo que sentía cuando tragaba saliva. Rodeó su propio cuello con una mano y lo apretó. Esa maldita bola de angustia que se formaba allí le molestaba pero sus ojos rojos y oscuros no demostraban tristeza, si no, dolor de un alma que era atormentada por la misma mente.
Soltó su cuello cuando el aire era escaso y su visión se aclaró cuando dos lágrimas de cada ojo se escaparon.
Estaba llorando mientras se dejaba llevar por el frío baño que su cuerpo sentía injustamente. Parecía haberse desmayado allí mismo cuando dejó de luchar y quedó quieto en su lugar.
Quizás debía dormir allí mismo, sus ojos estaban cediendo al sueño después de un cansancio mental en tan poco tiempo. Era la única forma de sentirse tranquilo si dormía en un lugar asi. Creyó que podía darse por vencido pero jamás imaginó que alguien más lo iba a salvar esa noche de allí con toda la fuerza que tenía.
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𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 𝐒𝐄𝐗 愛 KOOKMIN
Hayran Kurgu«Se mi dominante, Jungkook. Castigame por favor.» Jimin es tan exageradamente millonario con un secreto oscuro y insaciable en el. Una forma de ser. Jungkook que es un mecánico misterioso con un pasado grande, intocable y alejado de él pero volver...