Capítulo II

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Adrien

Mi llegada a la universidad resultó un tanto extraña. Pero eso no quitó el hecho de que me agradara el cruce que tuve con esa preciosa chica torpe. Y vaya que era despistada, quiero decir ¿quién anda trotando, no, mejor dicho, corriendo y encima sin despegar la vista del celular?

«Tonta»

Me apresuré para llegar al edificio donde debía hacer entrega de los papeles para el trámite de la beca y con suerte conseguir que me dieran la llave de mi dormitorio.

Joder, tenía tantas ganas de fumarme un cigarrillo. Pero cierta chica me distrajo de mi cometido, necesitaba relajarme un poco antes de tratar con el director.

Realmente esperaba que no fuera un viejo amargado y no me tuviese retenido hablándome sobre el maldito código de supervivencia de la universidad. Por Dios, ¿qué tan distinto puede ser manejarse en esta universidad que sea diferente de otra?

Lleno de pensamientos revueltos, me adentré al edificio y solicité pasar. Una mujer se encontraba sentada en el recibidor, muy concentrada en su computadora.

Aclaré mi garganta en un intento de hacer notar mi presencia. Unos bonitos ojos me escanearon totalmente de pies a cabeza. Reprimí una sonrisa de victoria por haber obtenido la atención que esperaba.

-Buenos días señor- dijo cortésmente la atractiva pelirroja. -¿En qué puedo ayudarle?

-Buenos días a usted también señorita... -pregunté intentando hacerme el interesado.

-Bustier -dijo con el rostro sonrojado intentando cubrir la evidencia de este.

Le dediqué una sonrisa ladeada, aparté mis pensamientos más vanidosos y procedí a presentarme.

-Mi nombre es Adrien Agreste, hace días me otorgaron una beca para finalizar mis estudios en esta universidad -cuando estaba por sacar los papeles, una voz con tono de asombro me hizo girar a un costado, llamando mi atención y la de la bonita secretaria.

-¿Agreste? -preguntó acercándose quien creo que debía ser el director del centro.

Puse mi mejor sonrisa a la par que asentía y le ofrecía la mano a modo de saludo.

-¡No puedo creerlo! Eres igual a Gabriel - dijo sin borrar la sonrisa que adornaba su rostro -Soy el director Damocles, mucho gusto -expresó mientras apretaba un tanto fuerte mi mano de la emoción que cargaba.

«Maldición. Sonríe cabrón»

Haciéndole caso a mi conciencia, procedí a mostrar los dientes mientras fingía agradarme su apretón de mano.

-Ven hijo, pasa a mi oficina - dijo soltándome al fin y procediendo a marcar los pasos hacia su despacho.

Lo seguí mientras nos adentrábamos a su oficina, tomé asiento mientras él se acomodaba del otro lado del escritorio.

Al parecer se encontraba ordenando unos papeles que debió soltar en la emoción de escuchar mi apellido.

Rodé los ojos inconscientemente. Nunca me gustó que el apellido de mi padre tuviera tanta fuerza cuando de trámites, concursos, amistades y gente interesada se trataba.

No me permitía destacarme como Adrien, sólo Adrien.

-¿Qué te trae por aquí niño? Bueno, ya eres todo un jovencito adulto -río intentando parecer gracioso. -¿Cuántos años tienes? -se detuvo mientras me escaneaba la cara como si así descubriera mi edad.

-Veintidós años -respondí- Sino, no me encontraría en este edificio -solté con evidente sarcasmo pensando que no me escucharía.

Lo cual no pareció ser así porque rió como foca, solamente le hacía falta aplaudir como una. Me reí por dentro ante el pensamiento de representarlo así.

The Reason || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora