Capítulo XIII

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Marinette

Había sido un día de locos, entre mi discusión con Adrien más temprano, el viaje hasta Londres, y la tensión que había ocasionado la situación en el hospital hace unas pocas horas, me había dejado agotada emocionalmente.

No pude cerrar un ojo desde que me dejó cual princesa en mi lecho.

«Princesa»

Sonreí al recordar cómo su dulce voz me había llamado. Me provocaba ciertas cosquillas en mi interior cada vez que lo tenía cerca, cuando nos besábamos, abrazábamos, pero esta vez se sintió diferente. Y todo rondaba en torno a ese tierno mote.

De la misma forma se me apretaba el corazón cuando las imágenes en el hospital volvían a aparecer en mi cabeza.

Adrien me había suplicado con todo el dolor que lo atravesaba que no lo dejara.

Inclusive antes de desearle buenas noches dudé en preguntarle si quería que le hiciera compañía durante la noche, solo hasta que llegaran sus padres claro.

No quería sumar otra situación dramática donde su madre me cogiera del cabello y me arrastrara lejos de su hijo. Aún así, esa perspectiva no tenía suficiente solidez en mi cabeza ahora, no después de la mirada y sonrisa que me dedicó cuando nos vio en el hospital.

Tampoco quería pensar en qué hipótesis podría haber conjeturado Emilie cuando nos observó infraganti, la escena era digna de una pareja de enamorados sosteniéndose entre sí. Pero lejos estaba de aquello, con el rubio solamente éramos... amigos.

Amigos.

Cada vez sentía más lejana esa palabra, no comprendía aún que sucedía entre nosotros, digamos que somos libres de cualquier tipo de etiqueta que nos clasificara.

Adrien estaba lastimado, y no cabría la posibilidad en su cabeza o corazón de volver a enamorarse.

Luego de un rato divagando tratando decidir qué hacer, terminé golpeando su puerta encontrandolo despierto e invitándome para acostarme a su lado.

Ambos estábamos de lado mientras yo recorría con la yema de mi pulgar su mejilla, él por su parte había comenzado a dibujar distintos patrones a la altura de mi cintura.

El silencio había inundado el ambiente, como si en este momento pudiéramos comunicarnos exclusivamente con nuestras caricias y miradas. Joder, y solo eso me bastaba para sentirme increíblemente segura, protegida, una sensación muy distinta a cualquier sensación de seguridad que hubiera sentido antes.

Adrien me había confesado que su pasado, además de haber sido turbulento por su relación, también cargaba con el peso de haberse comportado mal como persona.

Traté de no reaccionar frente a su declaración, no quería dar por sentado nada hasta que escuchara la versión completa. Todos merecemos poder explicarnos sin ser juzgados.

Vamos, quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra.

–Yo tenía casi 17 años cuando conocí a Chloé. –rompió el silencio– Ella había llamado mi atención cuando visitó por primera vez mi casa. Su padre estaba terminando de cerrar un contrato con el mío, así que con el pasar del tiempo ella comenzó a venir más seguido, algo que me agradaba. –Sonrió amargamente. –Para mi cumpleaños tenía claro que quería pedirle ser mi novia oficial y... –desvió la mirada mientras se sonrojaba –perder la virginidad con ella...

No pude evitar la sonrisa que quiso formarse en mi boca al imaginarme a un Adrien adolescente soñando con algo tan especial.

Dejé un casto beso en su barbilla para demostrarle que no había nada vergonzoso en ello.

The Reason || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora