Capítulo IV

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Marinette

La noche había caído y decidí que ya era hora de regresar al cuarto. Durante toda la tarde había olvidado el pequeño detalle de que tendría que convivir con Adrien. Me preguntaba si ya habría vuelto o si al menos habría hecho algún amigo.

Me agotaba el solo hecho de saber que tenía que llegar y ordenar toda la mudanza, pero mis maletas y cajas no podían vivir por siempre en la entrada del cuarto. Ingresé la llave en la puerta y esta cedió lentamente.

–¿Marinette? –escuché la voz de Adrien viniendo del segundo piso, bajando las escaleras me observó profundamente hasta que volvió a hablar –Ya me estaba preocupando de que no vinieras.- soltó riendo levemente.

–No iba a dejarte sin mi agradable presencia –sonreí mientras dejaba el bolso en el sillón y me cruzaba de brazos– ¿Qué hacías?

–Pues, quise ayudarte a subir tus pertenencias a la habitación. Te juro que no he husmeado nada –dijo alzando sus manos en señal de inocencia.

Reí ante esto, saqué de mi bolso dos manzanas que compré de camino aquí. Subí las escaleras y en cuanto llegué hasta él le arrojé una. Adrien la agarró hábilmente mientras me agradecía por ella.

–¿Y bien? -inquirí mordiendo mi manzana– ¿Has podido desempacar algo? –dije mirando cada una de sus pertenencias.

Cogió un mordisco de su manzana para luego dejarla sobre la mesa de noche.

–En realidad te estaba esperando así dividíamos el espacio –se detuvo mirándome atentamente con sus increíbles ojos verdes– Aunque creo que vamos a estar cortos de espacio.

–No te preocupes tengo ropa que puede quedar en mis maletas –dejé mi manzana al lado de la suya –Preferiría dejar mi ropa interior fuera de tu alcance –solté en un intento de sonar divertida.

Adrien me miró de reojo a la vez que sonreía de lado mientras doblaba su ropa en la cama para luego encaminarse al armario.

«¡Dios! Esa sonrisa...»

–Pues serían unas agradables vistas –murmuró deteniéndose detrás de mí.

Me giré para verlo con los ojos abiertos por la sorpresa y los pómulos sonrojados. Adrien por su lado soltó una leve carcajada debido a mi inesperada reacción.

«Genial Marinette, sólo a ti se te ocurre tener estas conversaciones»

Intenté reírme para alivianar el ambiente, pero esto solo logró ponerme más nerviosa que antes. Carraspee en un intento de cambiar el tema.

–¿Cómo estuvo tu primer día? –pregunté mientras doblaba unos sweaters y los apilaba.

–No estuvo mal, conocí a un chico, bueno en realidad a dos. Y las clases estuvieron bien –se encogió de hombros mirándome sonriente –¿Qué tal el tuyo? Debes de tener tu grupo de compañeros.

–Este es mi cuarto año de Psicología, así que sí –dije girándome– ya tengo mi grupo de conocidos, de hecho son grandes amigos –sonreí ante el recuerdo de ellos– ¿Qué estudias?

–Abogacía, se supone que este año es el último así que quiero enfocarme al máximo en él. Y qué bien que ya tengas un buen grupo de amistades –dijo mientras su mirada se perdía en algún lugar de la cama.

–¿Te encuentras bien? –dije tocando su hombro.

Pareció volver en sí porque automáticamente intentó sonreír, pero era solo eso, un intento. Conocía a la perfección esas sonrisas.

–Sí, yo solo –carraspeó –Olvidé que debo llamar a mis padres –hizo una pausa para respirar profundo y luego continuar –Olvidé decirles que estoy bien y que ya todo está en orden.

The Reason || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora