Capítulo XXIII

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Adrien

Sentía mi cabeza tremendamente pesada. Creo que incluso la resaca que había tenido por mi borrachera de la fiesta de bienvenida era mucho más suave.

Era consciente de que era una mezcla de tensión, deshidratación por tantas lágrimas derramadas y por no haber comido nada desde la tarde anterior.

Poco a poco la luz comenzó a molestarme provocando que abriera mis ojos a regañadientes. Me giré en mi lugar palpando el lugar de mi princesa para desearle buenos días.

Sin embargo, ella no estaba. Habíamos intimado por última vez anoche y a pesar de que pasamos un buen momento placentero mi corazón no dejó de doler en ningún momento. No cruzamos ni una palabra mientras hacíamos el amor y yo moría por decirle que estaría todo bien, que la amaba a pesar de todo y que nunca volvería a ser feliz con otra persona.

Me levanté de mi lugar para buscar mi teléfono y chequear la hora. Por suerte, y gracias a quien haya planeado el horario de Abogacía, hoy tenía clases por la tarde, por lo que no me preocupaba de momento. 

Once de la mañana.

Me sorprendía el hecho de haber dormido hasta esta hora y más teniendo en cuenta que ni siquiera en vacaciones me tomaba tal atrevimiento.

Comencé a escuchar el ruido de la vajilla en la cocina. Me enfundé en unos jeans y una camiseta blanca básica para descender a planta baja. 

Mis ojos se encontraron con Marinette quien preparaba un café, al juzgar por la ropa deportiva y los audífonos inalámbricos supuse que iría a realizar actividad física. Lucía realmente preciosa a pesar de tener ojeras debajo de sus ojos producto de nuestra desvelada de hacía horas y el llanto.

—Hey —me atreví a romper el silencio.

Sus ojos se alzaron mirándome de una forma que siempre amaba, con devoción para luego pestañear y colocar una mirada fría.

—Buenos días Adrien —saludó de manera formal.

No voy a negarlo, me dio cierto escalofrío al no estar acostumbrado a su indiferencia. Me acerqué para coger un vaso con agua y al instante ella se quitó de su lugar para esquivarme y dirigirse al living.

Suspiré para volver a mi labor y tratar de no volver el ambiente más incómodo. 

Al cabo de unos segundos, Marinette subió las escaleras apresuradamente para luego descender de la misma forma llevando un bolso colgado en su hombro.

El timbre sonó.

—¡Voy! —avisó alzando la voz para abrir la puerta.

—Hola preciosa —saludó un sonriente Nath envolviéndola con sus brazos demasiado, MUY, fuertemente. 

—Llegaste antes —le respondió ella con un tono suave—. Déjame que cargue mi botella de agua y ya estaría lista.

Para el agrado de mi estómago y salud mental se separaron, mientras yo intentaba estar pendiente de cocinarme unos malditos huevos revueltos. El aroma del perfume de Marinette inundó la cocina y todos mis sentidos mientras ella se limitaba a ponerle agua a su botella.

—¿A dónde van?

«Bravo Adrien, ¿no pudiste formular una mejor pregunta?»

—A entrenar.

Tragué grueso frente al témpano de hielo que representaba en esos momentos mi nov..., Marinette.

—Creí que nosotros entrenábamos juntos...

La ojiazul detuvo su actividad para girar su cabeza y mirarme con el ceño fruncido.

—¿Nosotros? —murmuró con rencor—. Perdona que lo pregunte pero ¿estás tomándome de tonta?

The Reason || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora