Capítulo XXX || Final.

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4 meses después.

Marinette

Me encontraba entrando en mi séptimo mes de embarazo y quitando los horribles síntomas que me provocaba y el dolor de espalda que me generaba cargar con una gran bebé, dentro de todo era algo maravilloso.

Sí, la bebé estaba resultando ser demasiado grande y pesada. Y bueno tal vez me estaba excediendo con la comida también pero no están en posición de decirme nada si no quieren ligar un sartenazo.

Adrien no sólo se encargaba de cuidarme, de acompañarme a los distintos controles, y llenarme de muchos mimos, sino que también estaba al servicio de cumplir cada uno de mis antojos.

Una vuelta desperté en medio de la noche deseando un croissant relleno de chocolate y claramente no había posibilidad de que ninguna panadería atendiera a mi rubio esa noche. No le quedó más remedio que comunicarse con Nath quien le había ofrecido su número ante cualquier emergencia cuando el rubio no se encontrara disponible para mi. Lo que no esperaba mi amigo es que yo tuviera una emergencia dulce a las cuatro de la madrugada. Mi gatito tuvo que salir corriendo a la cafetería en pantuflas mientras un Nath, en las mismas condiciones, lo esperaba para abrir esta y venderle un delicioso croissant.

Adoraba que este par hubiese comenzado a llevarse bien. Me había enterado de que Nath había ayudado a Adrien para volver a conquistarme cuando estuvimos separados. Me ponía realmente contenta el hecho de que el rubio compartiera tiempo de calidad con mi mejor amigo, inclusive me enteré de que Adrien lo había estado aconsejado cuando el pelirrojo le comentó que estaba conociendo a alguien.

En cuanto al sexo... comencé a tener un par de inseguridades por cómo lucía mi cuerpo. Mi panzota tenía unas estrías moradas que la adornaban, al igual que mis pechos y, como había predicho, lucía hinchada por todos lados.

De todas formas mi novio se encargaba de alejar estas inseguridades. No me insistía en que tuviéramos relaciones pero me hacía saber que me seguía viendo igual de preciosa como la primera vez que me vio y que lo seguía poniendo mucho a pesar de que yo no me sintiera deseada.

Y vaya que así lo era, mi rubio solía tener marcadas erecciones cuando estábamos juntos, ya sea cuando despertábamos y una de mis traviesas manos se encontraba en su abdomen bajo, cuando mirábamos una película y yo me apegaba a su cuerpo por comodidad, o por el sólo hecho de ayudarme a desvestir cuando se me dificultaba. Ello y demás reacciones hacían cosquillear mi intimidad deseando que me tocara como sólo él sabía.

Comencé a sentir la presión de unos suaves labios en toda mi cara mientras sentía unas dulces caricias en mi abultado abdomen.

—¿Puedes despertarte? —susurró para luego besar mi frente—. Sé que duermes mucho últimamente por el embarazo pero te extraño.

Reí cuando comenzó a desperdigar besos por todo mi rostro provocándome cosquillas.

—Eres lo más precioso que han visto mis ojos —dejó un casto beso en mis labios logrando que abriera los ojos—. Amo que cargues a mi princesita en tu vientre.

—Tu princesita está pesando mucho —ahogué un bostezo en mi mano—. ¿Qué hora es?

—Tarde, pero me acaban de comunicar que corrieron la ceremonia de graduación para el mediodía.

—Entonces puedo dormir un poquito más...

—Nop —sonrió—. Eso significa que nuestros padres tendrán que esperar aquí hasta que llegue la hora.

Me quejé al saber que tendría que levantarme, pero Adrien tenía razón. Nuestros padres llegarían para la graduación de mi chico que estaba programada para las diez de la mañana. Agradecía que la hubieran corrido un par de horas, realmente necesitaba dormir.

The Reason || Adrinette +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora