Marinette
El estúpido no tuvo siquiera la intención de contarle a su familia acerca de la situación en la que nos encontrábamos.
Mierda.
Definitivamente Adrien tenía razón cuando intentó advertirme acerca de su madre. Emilie me había dedicado un buen escaneo de arriba hacia abajo mientras abrazaba a su hijo. Lucía totalmente indiferente a mi presencia en aquel lugar.
No sé qué clase de novia psicópata había tenido el rubio en su momento, pero su madre había quedado totalmente recelosa con el tema. La entendía; pero aun así debía tratarme con respeto, no me conocía.
Si de por sí me encontraba nerviosa por acompañarlo y no saber cómo actuar frente a la aversiva situación, ahora me encontraba entre las cejas de Emilie Agreste.
Ese rubio se merecía que lo hubiese echado del dormitorio, no le volvería a dar un beso por hacerme presenciar esa vergonzosa situación.
Suspiré mientras volvía a maravillarme con el cuarto.
Me sentía en un cuarto de hotel, al entrar, a mano derecha, se podía visualizar una enorme cama matrimonial con dos mesas de noche a sus ambos lados donde en una de ellas había un libro con una lámpara. En el final de cama se hallaba una mini banqueta apoya pies donde aproveché para colocar mi maleta al entrar. En el extremo izquierdo del dormitorio lucía un precioso escritorio de madera color caoba con una silla a juego.
Y quien despertara en aquel espacio tenía la dicha de disfrutar las ventajosas vistas que ofrecía una enorme ventana en saliente donde, debajo de ellas, se situaban unos preciosos sillones que permitían sentarse en ellos para admirar el patio.
Inclusive contaba con dos habitaciones más en su interior, una tenía función de guardarropa mientras que la otra era un lujoso baño. Dudaba usar la primera, no quería instalarme mucho durante mi estadía aquí, sabía que debía volver a la universidad para el siguiente día.
Todo esto era demasiado, creo que incluso más que mi casa en Italia. No era una mansión pero le pisaba los talones, aun así este lugar me resultaba más fascinante por su toque hogareño.
Sacudí la cabeza antes de que mis pensamientos se desviaran a contenidos que me resultaban fríos de mi "hogar" en mi país natal.
–Me vendría bien una ducha –susurré para mí mientras buscaba una toalla para llevar al baño.
Quería mantener mi dignidad en lo que quedaba de la tarde-noche y el resto de todo el día de mañana. Ya vería la forma de hablar con Adrien para comentarle que debía volver.
A pesar de ello, había una parte dentro mío que no quería dejarlo solo. Esa parte era la que más me asustaba.
(...)
La noche se hizo presente al cabo de unas horas.
Todos nos encontrábamos en la sala de espera del hospital. Nos habían citado hacía hora y media para darnos la noticia de que Albert no pasaría la noche.
Hacía días que el abuelo había dejado de recibir visitas por su delicado estado de salud, por lo que estaba internado en una zona restringida del hospital por protocolo sanitario.
El ambiente se sentía de lo más tétrico, ruidos de teléfono constantes porque no dejaban entrar las llamadas de urgencia, el sonido de la ambulancia entrando y saliendo del hospital, bullicio a lo lejos de gente sollozando por distintos motivos.
El lugar donde estábamos era menos escandaloso sonoramente. Adrien se encontraba demasiado exhausto ya como para soportar más ruido.
Lo estuve observando todo este tiempo silenciosamente. Recién terminaba de tomarse su segundo café negro en lo que iba de la hora. También había salido al exterior a fumar unas cuantas veces, dejé de llevar la cuenta luego de su quinto cigarrillo. No había querido sentarse por la inquietud que generaba la espera de tener noticias de su abuelo.
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The Reason || Adrinette +18
RomanceMarinette Dupain Cheng es una joven de veintiún años que se encuentra cursando su último año de Psicología, una chica que ha sufrido de abuso psicológico por parte de su antigua relación. Muertas han quedado todas sus expectativas en el amor. Hasta...