♠️ ES UN ERROR ♠️
Salgo de mi habitación, y bajo a cenar. Mis padres se encuentran ubicados en sus lugares y Leonardo está de pie apunto de sentarse. Detiene su acción cuando me mira llegar.
—Buenas noches, ¿Qué tal les fue ayer? —pregunto sentándome a un lado de mi madre.
—Increíble, la hemos pasado muy bien tu madre y yo, hace tiempo que no pasábamos tiempo en pareja. —mi padre menciona mientras toma la mano de mi madre y le deposita un beso en sus nudillos.
Soy feliz sabiendo que mis padres aún se aman, qué han podido seguir con su amor a pesar de todas al adversidades.
—Que gusto, ya les hacía falta. Cómo que la relación se estaba enfriando. —menciono en tono de burla. Y mis padres sonríen junto conmigo, Leonardo no presenta emoción o gracia alguna. Los platos ya se encuentran servidos.
Comenzamos a comer en tranquilidad, después de lo de ayer no he dirigido palabra alguna con Leonardo, sé que está mal, pero quiero tenerlo entre mis piernas de nuevo, aún tengo ganas de él. Mi madre habla después de un tiempo en silencio.
—¿Y tu día? ¿Que tal estuvo, Maia?
—De maravilla, madre. —digo dirigiendo mi mirada hacia Leonardo— Tuve una noche muy espléndida, he descansado como nunca, y una tarde maravillosa. Pero una clase de matemáticas terrorífica. —menciono con una estúpida sonrisa en la cara y al final la cambio por una mueca de desagrado.
—Otra vez con eso, Maia. —mi padre habla con burla.
—Me odia el señor Smith, no tengo pruebas, pero tampoco dudas. —reafirmo una vez más
—¿Y el tuyo?, Leo. ¿Qué tal? ¿Saliste de casa? —mi padre le pregunta a su amigo y él me mira de reojo.
—Fue un buen día para empezar a acoplarme de nuevo a esta ciudad, extrañaba México. Echaba muchas cosas de menos, y he encontrado unas que me han encantado. —termina de hablar y se lleva un bocado a su increíble boca.
Su boca, y lo que puede hacer con ella. Bendita imaginación. Mis bragas se comienzan a mojar al observar cómo pasa su lengua por sus labios, la forma en que los mueve...
—Qué bueno, me alegra que así sea. Ya has encontrado departamento. —mi madre menciona está vez.
—Ya, en unos días me dan las llaves para no dar más molestias en esta casa.
—No eres una molestia aquí amigo, ¿verdad familia?
—Claro que no Leonardo, tu presencia no nos molesta en absoluto, puedes quedarte los días que sea necesario mi marido es feliz con tu presencia en este hogar, y a Maia no le molesta ¿Cierto cielo? —mi madre me pregunta
—Por supuesto, es muy grata tu presencia aquí. Hasta diría que me gusta tenerte aquí. —sonrío al terminar y prosigo con mi cena.
Termino la cena, ayudo a mi madre a terminar de recoger los platos y a lavarlos mientras los amigos hablan de negocios entre otras cosas más.
Mi madre se despide de ellos y de mi en seguida sube a su habitación, después mi padre sube despidiéndose de su amigo y su hija.
Solo quedamos nosotros dos a solas, mi mente viaja a la primera noche en este mismo lugar, dónde me atreví a besarlo en este mismo lugar.
—Es hora de dormir, hasta mañana Leonardo. —me despido apagando las luces de la planta baja, solo dejando encendidas las de la cocina.
Él se levanta y apaga la luz de la cocina. Y se dirige a dónde estoy ubicada. Estamos a oscuras solo la luz de la luna que entra por las ventanas ilumina nuestro espacio.
—Hasta mañana, Maia. —susurra en mi oído provocando que me excité— No pude hablar contigo esta tarde, sobre lo de anoche. Nos dejamos llevar ambos y lo disfruté muchísimo —su voz está ronca— pero, no debe volver a suceder. Es incorrecto.
Me giro despacio y quedó frente a él. Quiero besarlo.
—Lo sé, no puede volver a pasar Leonardo. Solo fue un simple desliz. Pensamos igual, creo que lo mejor es olvidar los UE sucedió.
Con la poca luz que tengo observo sus ojos, que están puestos en mis labios, mi respiración se acelera poco a poco y estamos tan pegados que me es imposible dejar de ver sus labios. Joder en serio quiero volver a besarlo.
—Exacto...—menciona relamiendo sus labios.
—Si...—nos acercamos un poco, ambos nos movemos lentamente.
Nuestras bocas se tocan, su sabor me embriaga, subo mis manos a su cuello, él se aferra a mi cintura. Su lengua se adentra en mi boca buscando la mía, nuestras lenguas hacen un baile exquisito. Nuestra respiración se acelera poco a poco a causa del beso.
—Solo un poco más...—menciono rompiendo el beso.
—Solo un poco....—y me vuelve a besar, me sube un poco más, enrollo mis piernas en su cadera y nuestros sexos se rozan entre sí, ambos soltamos un jadeo. El beso se vuelve más feroz.
Mis manos buscan colarse entre su camiseta, acaricio su abdomen. Seguimos rozando nuestro sexo una y otra vez, sus manos bajan hasta apoderarse de mis glúteos y los amansa con movimientos salvajes, cada vez mi excitación es más grande mi humedad choca una y otra vez con su bulto.
Jala una silla y se sienta conmigo encima a horcajadas. Comienzo a moverme sin despegarme de él, seguimos con nuestro beso, solo nos separamos por momentos y volvemos a besarnos, sus manos suben a mis pechos y los comienza a masajear encima de la ropa. Jadeo una y otra vez, él calla mis sonidos con sus besos.
Me froto con más intensidad, nuestros sexos se rozan una y otra vez, al fin...experimento por primera vez el tener un orgasmo con la ropa puesta, solo con roces, caricias y besos.
Nuestras respiraciones aceleradas de mezclan. Nos despegamos, me bajo de él. Y me acomodo mi ropa.
—Hasta mañana, Leonardo. — sin más subo a mi habitación y me encierro en ella.
Esto es increíble pero es un error. Esto tiene que parar.
****
Me coloco mi mochila y salgo de mi habitación, hoy salgo más tarde de clases así que me encamino a despedirme de mis padres.
—Nos vemos en la noche, no me esperen a cenar, seguramente ceno con Lau hoy. Los quiero. —me despido de ellos con un beso en la frente.
—Bien, con cuidado Maia. —mi madre me dice.
Leonardo baja de las escaleras con su traje puesto y una cara tan atractiva que, con tan solo mirarlo, mis bragas se mojan. Que me pasa. No puedo excitarme siempre con tan solo verlo.
—Puedo llevarte a tus clases, si quieres, por supuesto. Voy de paso. —me dice mientras baja el último escalón.
—¡Oh! Claro, si no es una molestia para ti, acepto. —Sonriendo volteo a mirar a mis padres que asienten con sus cabezas.
—Bien, nos vemos más tarde Max, hasta al rato Lucía. —se despide de mis padres y salimos de casa.
Nos subimos a su auto, y comienza a manejar.
—Quiero que hablemos de lo que pasó la noche de ayer, y la noche anterior, y la anterior. —comienza a hablar con esa voz tan varonil que tiene y sobre todo que me encanta.
—Bien hablemos cuando quieras, ahora mismo estaría mejor. —le digo mirándolo de reojo.
—Ahora no, tengo que llegar a la oficina a tiempo, más tarde. ¿Puedo pasar por ti después de clases?
—Salgo tarde hoy. —le respondo con tono bajo sin mirarlo a los ojos.
—No importa, ¿puedo? Después podemos ir a cenar. —propone.
—Claro, —no tardamos en llegar a la escuela, ya que no está lejos— te veo más tarde. —me despido de él y bajo de su auto.
Observó cómo su auto se aleja, se aleja dejándome dudas y deseo por él.
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Mayor que yo
RomanceLIBRO UNO Maia, una joven de diecinueve años, queda flechada por Leo un hombre veinte años mayor que ella. ¿Veinte años será lo que realmente los mantiene alejados?