♠️ NUEVO TRATO ♠️
Al terminar de vestirme lo volteo a ver y batallo en preguntarle o no lo que está rondando por mi cabeza desde hace rato, desde que terminamos de follar.
—Se que tienes preguntas. —me mira, sonríe y se pone de pie— hazlas.
—Seguiremos encondiéndonos de la gente. ¿No es así? —pregunto en tono bajo.
Quisiera pensar que no será así, que me dirá que ya no ocultemos más lo que tenemos y poder tener una relación formal pero no, no es la repuesta que recibiré.
—Lo será Maia, no quiero que tus padres se enteren. —me responde caminando hacia mí.
—A ellos no les molestará que tengamos una relación. —su mano sube a mi mejilla.
—No estoy seguro, soy el mejor amigo de tu padre y le joderá muchísimo que se entere de que me estoy follando a su hija, a su única hija. Querrá matarme cuando se entere. —follando, solo es sexo. Recuérdalo.
—Follando. ¿No me quieres ni un poco, Leonardo? —cuestiono bajando la voz.
—Si, follando. —remarca la frase— Te quiero, eso no lo dudes nunca, pero nosotros no podemos tener una relación como los demás. No somos como los demás. No podemos salir a citas o al cine, no podemos Maia. La gente pensará....
—¿Por qué? ¿Qué importa? A mí no me importa que la gente hable de mi o de ti, yo quiero ser feliz. Solo eso.
—La gente hablara de mí y de ti, eres menor que yo por veinte años Maia. No podemos salir tomados de la mano por las calles, no podemos hacer lo que los novios hacen, ya no estoy en edad para esas cursilerías. No tengo ganas de vivir eso contigo, que crees que dirán cuando nos vean o qué crees que piensen nuestras familias cuando se enteren de esto, Maia eso no funciona en nosotros. No funciona conmigo. No me gustaría que la gente por sus palabras termine por lastimarte.
—Leo, podemos intentarlo. Quiero exclusividad, no quiero que estés con otra, no quiero que te folles a alguien más cuando también estás...follando conmigo, no quiero.
—Y eso no pasará, —acaricia mi mejilla— tendrás la exclusividad que pides, porque yo quiero lo mismo. No quiero que nadie ponga sus manos sobre ti. No quiero ni pensarlo porque explotaría y mandaría a todos a la mierda.
—Entonces, seremos exclusivos. —sonrío dándole beso corto.
—Exclusivos, eso tenlo por seguro al igual que discretos. —no me convence esto, yo quiero tener una relación como los demás. Quiero andar por las calles con él, no ocultar lo nuestro.
Mi mente vuelve los recuerdos de ayer y... Recuerdo que...
—Mierda... —maldigo en voz alta.
—¿Qué sucede? ¿Todo bien? ¿Te duele algo? —me pregunta preocupado.
—Ayer no...no usamos protección, debo ir por una pastilla a la farmacia, nos vemos luego. —digo en forma de despedida y salgo de la habitación.
—Yo te llevo, y creo que lo mejor es que vayas a un ginecólogo para que empieces a usar un método que no falle. —sus brazos me rodean por detrás— Me ha encantado sentirnos piel con piel. Fue maravilloso y quiero repetirlo, quiero tenerte está noche una vez más en mi cama. —me deja besos en el cuello.
—Tal vez sea lo mejor, por ahora debemos ir por esa maldita pastilla. Después veo lo del ginecólogo.
Se viste rápidamente y salimos en busca de la pastilla, al llegar a la farmacia él se estaciona, me giro hacia él al mirar que no se mueve.
—¿Vienes o te quedas? —cuestiono mirándolo a los ojos.
—Te espero aquí, apresúrate que tengo trabajo que hacer.
Me decepciona su respuesta, me bajo del auto y me adentro a la farmacia.
Al llegar se encuentra una señora un poco mayor atendiendo y me saluda gentilmente le pido la pastilla sin pena ya que no soy la única que pasa por esto. Me la entrega y con una sonrisa me dice lo último.
—Cuidado muñeca, —sonríe y le correspondo—, dile a tu novio que también se cuide, ambos deben hacerlo. No quieren una responsabilidad aún ¿No es así?
—Exacto, gracias.
Salgo de ahí, novio. Ni siquiera es mi novio, me subo al auto y él comienza a manejar en seguida.
—¿Por qué nunca hablas de ti? —cuestiono para no estar en un completo silencio.
—Porque no hay necesidad. —se limita a decir.
—Yo tengo la necesidad de saber más de ti, quiero saber más de ti Leonardo. Solo se que eres un empresario, lleno de dinero hasta para tirar, que eres jodidamente bueno en la cama y, que eres el mejor amigo de mi padre.
—Te dejó en el sitio de taxis para que tomes uno y llegues a tu casa yo tengo que irme a la oficina. —menciona cambiando el tema.
No hablará de él, nunca lo hará.
—Está bien. —me limito a decir. No sé por qué, pero me siento extraña al notar la forma en que me habla.
Cambio de actitud drásticamente, ahora es nuevamente frío y distante conmigo.
Maneja hasta dejarme en el sitio de taxis. Me doy la vuelta para mirarlo con intención de dejarle un beso de despedida en eso voltea hacia mí.
—Te marco después. —me dice mirándome a los ojos. No bajo, esperando una señal o movimiento para besarlo— Realmente se me hace tarde Maia. Llevo prisa, bájate.
—Lo entiendo, nos vemos luego. —me bajo del auto y se marcha.
Me encuentro decepciona, muy decepciona, pero es mi culpa por hacerme ilusiones por creer que no solo me quiere para sexo por dejar que me utilice como le da la gana. Me subo a un taxi y le digo mi dirección.
Al llegar a casa mis padres se encuentran en la sala platicando de no sé qué. Me acerco a ellos y los saludo después me siento en un sofá.
—El señor Smith es muy bueno, amable e inteligente —mi padre habla y no sé porque lo menciona.
—Y guapo...—mi madre menciona.
—Exacto, además en un buen socio. Muy buena persona definitivamente.
¿A qué viene eso? ¿Que traerán entre ellos? ¿Estarán drogados?
—Si, no sé porque Maia siempre nos dice que la odia y su clase es un infierno. —mi madre lo apoya.
—Porque es un infierno —digo sonriendo—, ustedes no lo conocen como profesor lo conocen como socio.
—Deberías tratarlo más, tal vez puedas convencerlo para que te dé unas asesorías para que te vaya mejor en clase. —mi padre cometa y mi madre asiente apoyándolo.
Nunca había pensado en eso, es una buena idea. Tal vez me ayude tener unas asesorías con el profesor Smith.
—No lo sé, tal vez sería bueno eso. Bueno da igual por ahora después lo pienso.
—Cenaremos está noche con él. Ya que no pasaste la noche de ayer en casa, quiero que vayas con nosotros a la cena.
Levanto la ceja al escuchar, bueno al parecer está noche no habrá noche salvaje con Leonardo. Suspiro y sonrió.
—Bien, bien. Está noche iré con ustedes.
—¿Invitarás a Leonardo? —le cuestiona mi madre a mi padre.
—No, está noche tiene planes. Me lo dijo ayer por la tarde, al parecer está semana la tiene bastante ocupada.
—¿Estará saliendo con alguien? —me atragantó con mi propia saliva al escuchar esa pregunta. Mis padres me miran y me recompongo en seguida.
—Cuidado Maia.
—Estoy bien. Subiré a buscar lo que me pondré está noche.
Y con esa excusa me desaparezco, no puedo escuchar a mis padres hablando del mejor amigo. No puedo pensar en él sin mojar mis malditas bragas.
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Mayor que yo
RomanceLIBRO UNO Maia, una joven de diecinueve años, queda flechada por Leo un hombre veinte años mayor que ella. ¿Veinte años será lo que realmente los mantiene alejados?