XXVIII

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♠️ EL ADIÓS DEFINITIVO ♠

Después de varios días sin verlo a la cara, después de esa noche estoy frente a su casa nuevamente. 

Un nudo en la garganta se me forma cuando mi mirada recae en la imagen que tengo frente a mí. Es lo mejor para él. 

Al mirarlo con las maletas en sus manos, sonrió con una pizca de tristeza. Sé que es lo mejor para él, me repito una vez más. 

Camino hacia su dirección lentamente al llegar a su lado lo abrazo, dejando un beso en su mejilla.  

—Espero y te vaya de maravilla. —pronuncio en su oído— Quiero que te vaya de maravilla, que disfrutes cada lugar que pises y que conozcan a personas increíbles. 

—Yo espero que tomes las decisiones correctas en tu vida. No quiero que sufras más Maia. Y mucho menos quiero que sufras por él.

Me separó de él después de unos segundos. Le ayudo a meter sus maletas al auto y al terminar regresamos a abrazarnos por una última vez. 

—Cuídese mucho, profesor Smith

—Cuídese mucho, señorita Maia.  

Nos separamos por completo y él sube a su auto, dejándome parada mirando el largo recorrido que le espera. 

Sé que le ira mejor en su nuevo trabajo, y realmente espero que encuentre quien lo ame completamente, no a medias como yo. Quiero que encuentre a una persona que le entregué el maldito mundo, que se arriesgue por él y para él.

Subo a un taxi, pido que me lleve a mi casa. En mi casa pasan los recuerdos que tengo con Dante y los guardo muy bien, quiero guardarlos para tenerlos siempre.

Al llegar a casa me armó de valor para entrar y pasar una comida más, frente a los prometidos

Suspiro pesadamente y abro la puerta. Me adentro a la casa, todos están sentados en sus respectivos lugares. 

—Buenas tardes a todos. Disculpen la tardanza se me hizo un poco tarde, había muchísimo tráfico. 

Observó a las personas que se encuentran presentes, sin evitarlo mi mirada se detiene por más tiempo en una sola persona, la cual también me mira más de lo debido. 

Siempre se mira bien, no hay día en el que se vea mal, me sería tan fácil olvidarlo.

—¿Y Dante? ¿No vendrá? —cuestiona enseguida mi padre al mírame llegar sola. 

Mi mirada recae en los dos lugares que se encuentran puestos en la mesa, ellos lo esperaban. Trago fuerte y vuelvo a hablar. 

—No, este...ha aceptado la propuesta de trabajo y bueno...creo que lo demás se cuenta por sí solo. Quería venir a despedirse de ustedes, pero el tiempo no le daba, pidió que lo disculparan. 

—Me hubiera gustado muchísimos que pasáramos una última comida justos. —menciona mi padre con un tono bajo. 

—A mí también, y sé que a él igual.  

—Después le llamaré para hablar sobre los negocios. ¿Sabes Leonardo? —el mencionado asiente con la cabeza— Dante es un gran socio, me hubiera gustado que ustedes tuvieran unos...

—Papá —llamo su atención—, ahora no por favor. 

Me siento justo al lado de mi madre, dónde se encuentran los dos lugares, y me dispongo a comer en silencio, sin embargo, alguien interrumpe mis intenciones. 

—¡Uh! Relación a distancia, no funciona querida. Lo mejor es que terminen y si es que su amor es verdadero... 

—Ahora no. —menciona Leonardo con tono brusco, está de malas.  

Mayor que yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora