◖𝐒𝐞𝐫á𝐬 𝐦í𝐚, 𝐝𝐞 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐦á𝐬...𝐦𝐢 𝐬𝐨𝐥 𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞𝐬í~◗
En la actualidad aun existían los demonios, al igual que los cazadores de demonios. Tu siendo la rencarnación del primer espadachín capaz de derrotar al rey de los demonios. Pero...
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Caminaban en un profundo silencio, Manjiro y tu no decían ni una sola palabra, era un poco incomodo el ambiente por lo sucedido anteriormente con ese chico de piel-morena que al parecer se llamaba Izana.
Escuchaste un aleteo apresurado viniendo hacia ustedes, miraste hacia arriba visualizando al cuervo de Tanjiro que volaba rápidamente angustiado.
—¡Kamado-sama!, ¡Kamado-sama!—
Manjiro se asusto al ver un cuervo hablar, y mas cuando se dirigió hacia a ti.
—¿Sucede algo?—Pusiste tu brazo para que se apoyara
—¡Tanjiro esta en peligro!, ¡La luna superior 3 apareció justo al terminar la misión del tren!—
Tu rostro cambio drásticamente a uno sorprendido y asustado, ¿La luna superior 3?, estabas segura que Muzan seguro había mandado a esa luna a matar a Tanjiro.
—¡El pilar de la flama estaba apunto de pelear con la luna!, ¡No se que estará pasando ahora mismo!—
Sin pensarlo dos veces saltaste a un techo rumbo al lugar donde estaban, el cuervo se apoyo en piso mientras miraba como te ibas apresurada, en cambio Manjiro miraba todo intentando procesar lo que había ocurrido.
—Hola—dijo haciendo contacto visual con Manjiro—
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Rengoku peleaba con todo lo que tenia, parecía que estaban parejos pero por lo menos tenia unas costillas rotas por el fuerte impacto que recibió haciendo que chocara contra el tren que estaba de costado.
—Conviértete en demonio, Kyojuro—
Rengoku se sostuvo con su katana recobrando el aliento para seguir luchando, tenia que hacerlo, no quería morir, quería vivir para estar contigo, pero era su deber, realmente estaba entre la espalda y la pared.
—Así podremos continuar...-—
No pudo terminar la frase ya que fue cortado a la mitad de la nada dejándolo impresionado, pero al intentar regenerarse, su cuerpo lo hizo lentamente dejándolo aturdido.
—¿Quien...?—
Quedo mucho mas impresionado al ver a una mujer adelante suyo con una expresión que no se podía descifrar, nunca antes había visto algo parecido.
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—Hermana...—
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