1. En el andén

746 44 2
                                    

Edmund

Después de haber ayudado a Caspian a recuperar Narnia e instaurar la paz con Telmar nuestro tiempo había acabado... por ahora. Mientras que Susan y Peter ya no podrían volver, no será así para Lucy y para mí.

Nos despedimos de Caspian, de nuestros nuevos amigos y de algunos que pelearon con nosotros. Hicimos una reverencia a Aslan, le dirigimos una última mirada a esa tierra maravillosa y atravesamos el portal que el gran león había abierto. En segundos, estábamos de vuelta en la estación de tren. Los colores brillantes de Narnia y nuestras ropas habían sido intercambiados por los colores sobrios y sombríos de Inglaterra y nuestros uniformes.

Estábamos esperando el tren cuando una chica llegó casi corriendo hacia donde estábamos. Se trataba de (T/N) Evans, nuestra vecina. De los cuatro, Lucy es la más cercana a ella, tal vez porque son de la misma edad. Durante casi todo el año pasado, antes de irnos a casa del profesor Kirke, había sido algo pesado con ella. Mi comportamiento era un asco en ese entonces. Ver su su rostro sonriente me hizo sentir dos cosas al mismo tiempo:por un lado, sentí cierto alivio y alegría al ver una cara conocida;por otro lado, me sentí culpable al recordar las veces en que la molestaba cuando iba a casa para ver a Lucy.

–Me alegra verlos. –dijo (T/N).

–A nosotros también. –dijo Lucy.

El tren llegó y lo abordamos. Quienes más conversaban eran Lucy y (T/N).
(T/N) nos platicó que había sido enviada a casa de los Vaugham, unos comerciantes que vivían cerca de la estación donde bajó. El señor Vaugham era mayor de edad, no podía combatir en la guerra, pero seguía trabajando, razón por la cual estaba fuera casi todo el día. (T/N) ayudaba a la señora Vaugham en su pequeño huerto. Regaba las plantas, recogía los frutos y hacían mermeladas caseras para luego venderlas.

–Fueron muy lindos conmigo–dijo
(T/N) al terminar su relato–. ¿Ustedes a dónde fueron?

–A la mansión del profesor Kirke.–respondió Lucy.

–¿Mansión? Qué increíble. Así que se divertieron.

Mis hermanos y yo compartimos miradas por un segundo recordando rápidamente que a través de un ropero de esa mansión tuvimos entrada a Narnia por primera vez.

–Sí, fue divertido. –dijo Peter.

Mis hermanos le contaron a (T/N) lo que pasó en la mansión del profesor exceptuando, claro está, lo concerniente a Narnia. Yo no participé mucho en la conversación, no porque no quisiera, sino que, como ya expliqué, me sentía culpable por como la traté. Al notar me callado,
(T/N) me incluía en la conversación provocando en mí una sensación agridulce, aunque lo dulce era más prominente.

Había cambiado en este año. Su cabello había crecido, sus rasgos se habían definido un poco y noté que sus zapatos llevaban un ligero tacón. Lo que no había cambiado era su sonrisa, seguía siendo cálida.

***

Las chicas cruzaron la calle para llegar a su internado y Peter y yo nos fuimos al nuestro. Me encontré con la sorpresa de que (T/N) estaría en nuestro internado el cual es mixto. Ella se fue por un lado y Peter y yo nos fuimos a nuestra habitación.

My angel (Edmund Pevensie x Reader) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora