(T/N)
Después de las clases del día,me dirigí a la casa de los Scrubb. Jill me alcanzaría luego pues tenía ir a la oficina de correos a entregar una carta. Toqué el timbre y Lucy abrió la puerta;pude ver que Edmund le lanzaba una mirada amenazante a Eustace y este subió corriendo las escaleras.
Ambos Pevensie me saludaron calurosamente,pasé casi inadvertida para el señor Scrubb quien después de un breve saludo volvió a la lectura de su periódico.
–Llegas justo a tiempo–me dijo Lucy–;llegó una carta de Susan.
Subimos a la habitación de Lucy y ella leyó la carta. Al parecer,sus padres y hermana estaban bien;Estados Unidos les resultaba interesante,aunque su padre trabaja mucho. Susan había sido invitada por un oficial a la fiesta de té del consulado británico. En ese momento de la carta,Edmund fijó su atención en un cuadro. No lo había visto antes. Era una pintura del mar y se podía ver un pequeño barco sobre una enorme ola;la proa del barco tenía forma de dragón y tenía una sola y enorme vela color púrpura.
La lectura de la carta terminó cuando se mencionó que Edmund y Lucy tendrían que estar unos meses más en Cambridge. Sabía que a ellos no les gustaba estar aquí,digamos que no la pasaban del todo bien. A mí me agradaba poder verlos todos los días,pero sería muy egoísta superponer mi sentir.
–Tú tienes suerte–le dijo Edmund a su hermana mientras tomaba la carta para leerla él mismo–,tienes un cuarto para ti;yo me quedo con el monstruo bocón.
–Susan y Peter son los que tienen suerte. Viviendo aventuras.–dijo Lucy con pesar mientras iba al espejo.
–Son los mayores y nosotros los menores,no somos tan importantes.
Quería expresarles cuán importantes eran para mí para así poder aligerar un poco su pesadez cuando Lucy preguntó de repente...
–¿Creen que soy tan bonita como Susan?
–Eres hermosa,Lucy.–respondí y ella sonrió.
–Chicas–habló Edmund dirigiéndose al cuarto–,¿habían visto un barco como éste?
–No–respondí–,tal vez solo en ilustraciones.
–Es muy... pareciera de otro lugar.–comentó Lucy.
–Sí.–se limitó a decir Edmund y me dio la impresión de que ambos hermanos guardaban un secreto.
–Conozco a dos huérfanos que perdía el tiempo con cuentos de Narnia que eran un invento.
Rodé los ojos al escuchar a Eustace. Si bien era mi amigo,a veces era irritante.
–Eustace,no seas así.–le reprimí.
–¿No sabes tocar?–le preguntó su primo molesto.
–Es mi casa,ustedes no me ordenan. Son invitados–dijo cerrando tras de sí la puerta y sentándose en la cama–. ¿Y por qué los cautiva esa pintura fea? Es horrenda.
–No la verás si te vas del cuarto.–respondió Edmund.
–Hasta parece que el agua en serio se está moviendo.–comentó Lucy.
–¡Qué tonterías dices!–dijo Eustace–. Eso es lo que pasa cuando lees cuentos de fantasía y absurdos cuentos de hadas.
–Eustace era un niño consentido que leía libros con datos aburridos.–se burló Edmund haciéndonos reír a Lucy y a mí.
Los chicos siguieron discutiendo, pero Lucy y yo nos fijamos en algo más interesante y aterrador. Del cuadro empezó a soplar una leve brisa,después salió agua acompañada de un olor salado.
–¿Vez lo mismo que yo,verdad Lucy?
–Sí.
Los chicos dejaron de discutir al ver lo que pasaba.
–Voy a romper ese tonto cuadro.–dijo Eustace para luego lanzarse sobre la pintura.
Los cuatro empezamos a forcejear;los Pevensie querían–por alguna razón–evitar que su primo rompiera el cuadro. Yo solo hice lo primero que se me ocurrió.
Entré en pánico cuando sentí que el agua había llegado a mis rodillas y que la habitación se estaba inundando. Pronto todo quedó bajo el agua. De repente ya no quedaba nada de la habitación y nadamos buscando la superficie. Me asusté al ver el barco en tamaño real yendo tras nosotros. Nadamos en dirección contraria hasta que...
–¡Edmund, es Caspian!
Edmund dejó de nadar y yo hice lo mismo por inercia. Estaba asustada y no entendía nada. Unos tres hombres más,aparte del tal Caspian,estaban en el agua para ayudarnos a subir al barco.
–¿Estamos en Narnia?–preguntó Edmund.
–Así es.
Narnia. La misma palabra con la que Eustace se burló de sus primos. ¿Qué rayos era Narnia y por qué estamos en ella?
–Tranquila,(T/a). No nos harán daño.–dijo Edmund al ver mi cara de preocupación.
Al no haber otra opción,subí al barco ayudada por uno de los hombres.
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My angel (Edmund Pevensie x Reader)
FanfictionAl principio, ella me caía mal, pero claro, cualquier persona me caía mal en ese entonces. Después de un año, no esperaba que tuviera un acercamiento con ella, pero así sucedió y se convirtió en la amiga que siempre quise.