13. La isla del dragón

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Edmund

Al despertar,lo primero que ví fue la pálida luz de la mañana. Me senté en la hamaca y tallé ligeramente mi cara. Voltée hacia mi izquierda y miré a (T/N) dormida;su cabello estaba esparcido alrededor de la almohada,solo se veía el perfil de su rostro y se le miraba tranquila. Tranquila,a pesar de haber pasado por mucho en pocos días. Y hermosa. De cualquier forma,ella es hermosa: cuando se concentra al estudiar, cuando ríe,cuando se asoma por el borde del barco...

Entonces,me di cuenta:estaba enamorado. Había tomado un lugar especial en mi corazón. Su forma de ser era tan cálida que no quería alejarme. Quería protejerla de cualquier peligro que pudiera encontrar aquí,pero ella abrazó la aventura. Pero no podía decírselo,era mi mejor amiga.

Me levanté con cuidado de no despertarla. Me vestí,me asée y salí a cubierta. Habíamos dado con otra isla. Al acercarnos,nos dimos cuenta del clima árido. Al llegar,formamos dos tripulaciones,una buscaría provisiones y la otra exploraría el lugar; Caspian,Lucy,(T/N) y yo nos encargaríamos de la expedición.

Dimos con una soga atada a una roca que daba hacia una cueva subterránea. Tuve el impulso de ir a ver de qué se trataba,quizá encontraríamos con algún rastro que nos llevara hacia los lords...o algo más. Los demás me siguieron.

Casi sin dudar caminé en línea recta hasta toparme con un pequeño manantial y dentro de este había una estatua de oro;la posición de la estatua era inusual,pues estaba como si hubiera caído de bruces. Dentro del manantial,había un escudo y una espada,se trataba de las armas de lord Restimar. Tomé la espada con la que yo tenía y ninguna se transformó en oro.

–Quizá no sabía lo que le esperaba.–dedujo Lucy.

–O tal vez se dio cuenta de algo.–dije.

Metí una caracola en el agua,con cuidado de no mojarme, y se convirtió en oro. Me di cuenta de la oportunidad que se me presentaba. Me volvería rico y nadie tendría que decidir por mí porque me volvería tan importante y poderoso que nadie querría meterse conmigo.

–Quien tuviera acceso a este manantial–hablé–sería la persona más poderosa del mundo. Lucy,seríamos ricos,ya nadie nos diría qué hacer o con quién vivir–después de una pausa agregué:–. (T/N) puedo darte lo que quieras,nada te faltaría y tendrías el trato de una reina.

–Las cosas de Narnia no salen de Narnia,Ed. –dijo Caspian.

–¿Quién dice?

–Yo lo digo.

Caspian,el rey telmarino,el que se quedó con el trono,mi trono.

–No soy tu súbdito.–le dije mientras tomaba fuertemente mi espada.

–Esperabas este momento,¿verdad? Querías retarme. Dudas de mi liderazgo.

–Tú dudas de ti mismo.

–¡Eres un niño!

–¡Y tú un cobarde nada más!–el volumen empezaba a subir.

–Edie...–(T/N) trató de detenerme,pero la ignoré.

–Ya me cansé de ser el segundo. Primero fue Peter y ahora eres tú. Sabes que soy más valiente que los dos. ¿Por qué tú tienes la espada de Peter? ¡Yo merezco un reino propio! ¡Yo tendría que ser rey!

–Si te crees tan valiente,¡pruébalo!

Empuñamos las espadas y empezamos a pelear hasta que Lucy se interpuso.

–¡Ya basta! ¡Paren los dos! Solo mírense. ¿No entienden lo que está pasando? Esta cueva los está embrujando, los está tentando. Esto es justo lo que Coriakin nos quiso advertir. Hay que salir de aquí.

My angel (Edmund Pevensie x Reader) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora