Capítulo 16.

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El aire mueve mi pelo, cierro los ojos disfrutando del poco calor que empieza a haber. Noto una mano en mi cintura y sonrío. Me coloco bien las gafas de sol sin dejar de andar. No recordaba lo que era Barcelona.

— Menos mal que Brais te ha dejado este finde libre — río apretando los labios.

— El bar está yendo muy bien, Aloia me ha dicho que iba a venir pronto seguramente— veo cómo él asiente de reojo, con unas gafas de sol puestas—. Menos mal que no te para nadie — escucho su risa.

— Aún no — me dice —. Pero debe ser que estoy bien vestido y por eso no me ubican — sonrío llevando la mirada hacia él, que también lo hace —. Tengo ganas de la presentación ya... todo el mundo sabe que vuelvo a casa.

— ¿Ya te has traído las cosas?

— Prácticamente — me responde—, Pep me ha dicho que fuera aprovechando los viajes — Eric ríe, dándome un pequeño pellizco en la piel que queda al aire por lo corto del top—. Sube, anda — señala un coche negro, frunzo el ceño con media sonrisa.

— Nada que ver con el de Manchester.

— Ese espero que quede a buen recaudo con tu amiga — suelto una carcajada cubriéndome la boca—. Me preguntó si lo había vendido, le dije que no, y me dijo que a un módico precio para amigos y cupido me lo compraba — me río sentándome en el asiento del copiloto, Eric cierra la puerta de su lado—. Hicimos un negocio interesante.

— ¿Qué tipo de negocio interesante?

— Le vendía el coche a un precio normal, pero invertía en la cafetería. Así que ahora mismo soy un 25% tu jefe — frunzo el ceño haciendo una pequeña mueca, Eric ríe—. No es broma, pero no vamos a tener eso en cuenta para el día de hoy — abre la guantera y saca un antifaz de color rosa—. Póntelo.

— ¿Por qué?

— Porque te quiero dar una sopresa.

— ¿No puedo ver a dónde vamos? — él frunce el ceño y hace un gesto— Había que intentarlo — murmullo cogiendo el accesorio—. Por lo menos es bonito.

— Era de mi hermana — lo miro de reojo, veo cómo sonríe—. Póntelo.

— Eric...

— Ainhoa, por favor — me pide de nuevo, resoplo suspirando.

— No me gusta...

— Ya lo sé, pero ya tendrás tiempo de devolvérmela — aprieto los labios no muy conforme a lo que me dice.

— ¿Puedo ir al Camp Nou el día de la presentación? — me mira con los ojos entrecerrados — ¿Qué? Para pedir el día.

— Claro que vas a venir conmigo, pero deja de darme largas que vamos a llegar tarde.

— Así que tenemos prisa, interesante...

— ¡Ainhoa! — dice en un tono un poco alto sacándome una carcajada, me quita el antifaz de las manos y me lo pone en la cabeza— Te lo bajas tú o lo bajo yo.

— Ya lo pongo yo — le digo, no veo nada más que oscuro—. Como me maree ya limpiarás tu el coche.

— Ay dios mío... — murmulla, con el agobio notorio en su voz, río buscando su mano — Ahora que lo pienso con haberte quitado las gafas ya no verías nada.

— Venga hombre... — le digo, ahora es él el que ríe.

— Que no tengo ahí la mano, boba — noto la calidez de su cuerpo sobre la mano, la muevo un poco hacia arriba y agarro lo que noto—. Es el bíceps, no ibas muy desencaminada.

Starlight • Eric GarcíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora