11- Recuerdos del Pasado

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8 de febrero del 2020, Dublín, Irlanda.

Era el día del cumpleaños número 15 de los mellizos, todos los años sus padres celebraban alegremente con una gran fiesta, invitando a amigos, familiares y uno que otro conocido cercano a la familia. Sin embargo, ese día sería el día en que todo se desmoronaría para la gran familia Dawson.

—¡Adara, es su cumpleaños!, ¿cómo siquiera te atreves a hacerles esto? —gritó un enfurecido y desconcertado David—. Todavía entiendo que te quieras separar de mí, después de todo estos últimos meses hemos estado juntos por el hecho de no querer sentirnos solos, ¿pero a ellos?, ¿justo hoy?... realmente no entiendo nada de esto, Adara.

—¿¡Qué es lo que no entiendes, David!?, ¡estoy harta de esta farsa, estoy harta de todo y ya no quiero seguir junto a ti! —gritó Adara con fuerza. Adara Dawson, la esposa de David y madre de los mellizos, una mujer de cabello rubio, ojos azules penetrantes que sus hijos habían heredado y una figura deslumbrante, sin embargo, Adara se convirtió en una mujer fría y ambiciosa con el pasar de los años, cosa que no cambió ni un poco, ni siquiera por sus hijos—. Además, existe alguien más... —murmuró la rubia mujer y David la escuchó.

—¡Al menos quédate hoy por ellos, maldita sea, son tus hijos también, Adara!

En medio de los gritos y la pelea, ninguno de los dos notaron que sus dos hijos los veían desde la puerta, anonadados por la gran discusión que tenían sus padres, pero especialmente decepcionados por las palabras de su madre. Dakota, siendo la mayor y al ver que su hermano estaba a punto de entrar en un ataque de ansiedad, decidió hacer lo propio y detener la absurda discusión.

—¡Ya basta! —gritó la pelinegra con lágrimas en los ojos—. Si se quiere ir... que se vaya, no la necesitamos y tú tampoco papá —Adara al escuchar las palabras de su hija no lo podía creer, se sentía indignada de que Dakota no se pusiera de su lado, pero por supuesto, la mujer no sabía que su hija ya sabía todo, incluso antes que su propio padre.

—Dakota, hija —intentó conciliar Adara, poniendo su mano en la mejilla de la menor, sin embargo, esta se quitó bruscamente.

—Solo vete, Adara —espetó con desgano, no quería pelear con su madre delante de su hermano y su padre—. No te necesitamos, ni papá, ni Daniel, ni yo.

Adara al escuchar lo dicho por Dakota sintió furia, elevó su mano para darle una cachetada a su hija, pero antes de que su mano se pusiera en contacto con la mejilla de la más joven, Daniel se interpuso.

—No... no la lastimes —pidió el ojiazul asustado y con lágrimas en los ojos, ¿de dónde había sacado tanto valor?, ni siquiera él lo sabía, pero el impulso por defender a su hermana, quien siempre lo había defendido a él, le ganó—. Solamente vete, mamá, no hagas que este día sea peor de lo que ya es —finalizó mirando a su madre a los ojos.

Adara al ver los ojos de súplica de su hijo no tuvo otra alternativa más que ceder, el joven pelinegro siempre había sido su mayor debilidad.

—Bien, me iré —aceptó finalmente—. David, mi abogado, te estará mandando los papeles de divorcio esta semana, entre otras cosas.

Y así, la mujer salió con sus maletas por la puerta de la que ya no era más su habitación y lo hizo para no volver.

Presente

Dakota despertó bañada en sudor y asustada, era la segunda vez desde aquella fiesta que soñaba con ese recuerdo, ese maldito recuerdo de cómo se había desmoronado su familia, pero ese únicamente era el inicio de toda aquella pesadilla vivida en Dublín con su madre. Y si era honesta consigo misma, prefería soñar eso a soñar con lo otro, aquello simplemente la había destruido y recordarlo... bueno, recordarlo la destruiría aún más.

The Prank Book (LGTB COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora