17- Ni Siquiera Soy Tu Amiga

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Hoy era el día, Dakota por fin le confesaría a Amaia lo que sentía por ella y si la suerte estaba de su lado la castaña le correspondería, o al menos eso esperaba según lo que le había dicho Emma. Si alguien le hubiera dicho hace un año que sería amiga de una porrista y que estaría completamente loca por una chica una vez más, le hubiese mandado al diablo y dicho hasta de lo que iba a morir, pero ahí estaba ella haciendo todo lo que se había prometido no hacer, definitivamente Dakota confirmaba una vez más que las mejores promesas eran aquellas que no se podían cumplir.

La bromista se despertó ese día muy temprano, escogió una vestimenta adecuada para la ocasión, lo que para ella significaba una blusa gris pegada con cuello en uve, unos jeans negros, sus viejas, pero confiables Vans y siempre acompañada de su fiel chaqueta negra, se tomó su tiempo en la ducha mientras sorpresivamente cantaba canciones románticas de aquellas en las que había dejado de creer hace mucho tiempo, salió de la ducha y se vistió rápidamente para bajar a la cocina y encontrarse a su padre ahí leyendo el periódico con una taza de café en su mano, el cual apenas sintió la presencia de su hija le dedico una animada sonrisa.

—¡Vaya, vaya, Dakota Dawson despierta desde muy temprano un lunes! —exclamó David aún con una sonrisa en el rostro—. ¿A qué debemos ese honor y que además estés tan animada? —preguntó David.

—A quién, papá, a quién —contestó Dakota sonriente alcanzando una taza de la alacena para servirse café.

—Ok, eso si me interesa, hija —comentó David cerrando el periódico y colocándolo sobre la mesa—. Cuéntame, ¿quién es la afortunada?

—Amaia, papá —respondió Dakota soltando un suspiro—. Hoy por fin le diré todo lo que siento por ella —dijo finalmente decidida.

—¿En serio? —inquirió David, sorprendido ante tal información—. ¿Qué te hizo tomar esa decisión?

—Estoy cansada de estar ocultando lo que siento, papá, pero estoy más cansada aún de estar huyendo de mis sentimientos a causa de mis miedos, sé que tanto tú como Daniel han intentado hacerme ver que no todas las personas son iguales a aquellas mujeres, que no todos me van a abandonar así como lo hizo Adara y que tampoco me van a engañar y traicionar así como lo hizo Nessa —contestó Dakota con sinceridad mientras su padre le prestaba atención—, pero siento que quizás necesitaba ese pequeño golpe de realidad para poder afrontar todo y aún más... para poder dejar el pasado atrás.

—Dakota, me alegra mucho que por fin hayas decidido avanzar, no por tu hermano o por mí, sino por ti misma, eso demuestra cuánto has crecido y madurado en este tiempo, no puedo decirte otra cosa, más que estoy orgulloso de ti —manifestó David con algunas lágrimas amenazando salir de sus ojos, ¿en qué momento habían crecido tanto sus pequeños?—. Pero basta de sentimentalismos —dijo limpiándose sus ojos con las manos—, mira esto—señaló tendiéndole el periódico.

—¿Es el fin de Russell Victoria, la tienda más prestigiosa de New York? —leyó Dakota, pero antes de que su padre la interrumpiera para que viera lo que de verdad le estaba mostrando, siguió leyendo—. El empresario y CEO, Joseph Russell, hace unos meses se vio envuelto en una serie de escándalos y uno de esos fue que su sistema de seguridad se vio expuesto a una serie de hackeos —terminó de leer—. Ojalá supiera quien fue la persona que hackeo a ese tipo —susurró para sí misma, pero David la escucho.

—¿Para qué quieres saber quién hackeó a Joseph Russell? —preguntó David extrañado.

—Para saber si la supuesta chica que habla con Abi es real —respondió Dakota mientras posteaba una historia en su Instagram con una fotografía del periódico en donde ponía: "Deseando saber quién hackeo a este vejete urgentemente para contratar sus servicios... es broma, pero si quieren no es broma".

The Prank Book (LGTB COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora