12- La Exnovia

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Un apresurado Daniel bajaba las escaleras de la casa para ir a la cocina por algo para desayunar en el camino, se le había hecho tarde, ya que se había quedado hablando toda la noche con Emma por mensajes de texto, el pobre iba tan apresurado que casi se tropieza varias veces cuando ya estaba en la cocina, pero se detuvo una vez que vio a su hermana ahí con una taza de café en la mano y su semblante serio, como si el tiempo le alcanzará de sobra.

—¿Por qué estás tan tranquila?, ¿acaso no ves la hora que es? —preguntó Daniel a su hermana, de manera impaciente.

—El que parece que no ha visto el reloj eres tú, Dan —respondió Dakota indiferente, señalando el reloj de pared que se hallaba en la repisa de la cocina.

Daniel volteó su vista al reloj y vio que apenas eran las seis de la mañana, lo que le pareció raro, ya que el despertador de su cuarto marcaba las siete.

—¿Adelantaste el reloj de mi cuarto? —inquirió desconcertado.

—Es un clásico —contestó Dakota elevando sus hombros—. Además, solo yo te vi —se burló, pero luego volvió a su semblante serio.

—¿Vas a seguir comportándote de esa manera conmigo? —reprochó Daniel, ya estaba cansado de que su hermana lo tratara con tal indiferencia por su beso con Emma.

—Como si te importara... —musitó Dakota—. Porque mejor no te concentras en lo que piensa tu noviecita la porrista —soltó con veneno en su voz.

—Dakota, ya hablamos de esto, debes dejarme, hermana —reclamó Daniel con molestia al escuchar el tono de voz de su hermana—, si me rompen el corazón o las cosas salen mal será mi total responsabilidad, pero lo único que deseo y te pido es tu apoyo, eres mi única hermana y mi mejor amiga... y creo que es lo mínimo que merezco.

—¡No, Dan, entiéndelo! —espetó la joven irlandesa enojada—. ¿Cuándo entenderás que Emma te hará lo mismo que Nessa me hizo a mí?, ¿cuándo entenderás que ella es igual a todas? —gritó ofuscada ante la actitud despreocupada de su hermano, ante el posible hecho de que le hicieran daño—. En estos casos, hermano siempre es mejor no sentir absolutamente nada y evitar así el daño.

—¿Sabes una cosa, Dakota? —inquirió Daniel retóricamente—. Aunque me rompan el corazón, prefiero haber sentido algo. Porque es mejor sentir algo a no haber sentido nada, así como tú —soltó el mellizo menor con cierta decepción, no podía evitar sentirse de esa manera al ver que su hermana se negaba a sentir algo por alguien.

Dakota se quedó anonadada ante lo dicho por su hermano, ¿qué no sentía nada?, ¿qué sabía él de si sentía o no algo?. Si tan solo su hermano supiera que estaba irremediablemente perdida por su amiga la castaña, quizá no hubiera lanzado tal acusación y no solo eso, ¿se daría cuenta su hermano de que en realidad ella sentía y mucho, sobre todo por su padre y por él mismo?, quizá no lo hacía o lo ignoraba por completo.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó David, quien recién había llegado, ya que había despertado a causa de los gritos de sus hijos.

—Nada, papá —respondió Dakota cabizbaja y con algunas lágrimas amenazando salir de sus ojos—. No puede pasar nada si no sientes nada —terminó por decir, dejó su taza con café en el fregadero, tomó su mochila y salió de la casa sin tan siquiera decir adiós.

—Daniel, ¿qué hiciste? —inquirió su padre decepcionado, ya que había logrado escuchar lo último que su hijo le había dicho a Dakota—. Sabes, si Dakota de verdad no sintiera nada, ni siquiera nos querría y protegería tanto a nosotros, hijo, piensa en eso.

Daniel inmediatamente sintió culpabilidad, su padre tenía razón, ¿qué había hecho?

—Papá, yo... —intentó excusarse el muchacho, sin embargo, su padre lo detuvo.

The Prank Book (LGTB COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora