Prólogo

255 14 6
                                    

Hanako

Ya están otra vez. Nuestros padres vuelven a pelearse. Es nuestro cumpleaños número 4, lo hemos esperado con muchas ganas. En la familia Todoroki siempre se manifiestan los dones al cumplir los cuatro años, pero parece que a mamá y papá se les olvidó.

Siguen creyendo que no los escuchamos, pero, aunque se encierren en la habitación y estemos fuera los escuchamos. Mamá nos obligó a salir al parque, era obvio que no quería que los viéramos pelear, pero es casi imposible no escuchar los gritos de papá.

Tōya juega con Fuyumi, mientras que yo estoy sentada en el césped tratando de que Natsuo se duerma. Tiene poco más de medio año y no me dejan sacarlo si no estoy con Tōya.

Veo a mis hermanos jugar, parecen divertirse a pesar de ser solo dos. Ya quiero que Natsuo crezca y poder jugar los cuatro. Seremos inseparables.

Pierdo de vista a mis hermanos, pero no me preocupo. A Tōya y a mi nos gusta escabullirnos y Fuyumi siempre nos sigue. Lo dejo pasar, pero de repente empiezo a tener la sensación de que algo no anda bien. El sol empieza a ocultarse y ya deberían haber regresado.

«Algo no va bien»

No puedo dejar a Natsuo solo y me da miedo llevarlo conmigo. Los nervios empiezan a...

Escucho un ruido por los arbustos y vuelvo a respirar normalmente al ver que es Fuyumi y Tōya viene tras ella.

Hermana... — Habla Fuyumi.

¿Qué pasó? — Me preocupo al ver a Tōya, tiene la cara y rodillas con raspones. Me levanto con Natsuo en brazos y me acerco a ellos.

Tōya...

Me caí de un árbol. — Corta a Fuyumi y ahora empiezo a reírme.

Te dije que te caerías si intentabas escalar ese árbol. — Respondo cuando mi respiración vuelve a la normalidad.

— No te rías... —Hace un puchero.— Mejor dame a Natsuo, yo lo llevo.

— Estás herido. Además, puedo cargar a mi hermanito.

Empezamos a caminar a la casa.

Natsuo tiene un sueño pesado. — dice Fuyumi al ver como nuestro hermano no se despertó a pesar de mi risa.

 No tendrá problemas al dormir como nosotros. — dice Tōya una vez que estamos frente a la puerta principal de la casa.

Sé que a Tōya le afecta que nuestros padres peleen al igual que a Fuyumi. Por mi parte he querido hacer el papel de un pilar y no quebrarme como les pasa a ellos. En las noches cuando discuten siempre nos levantamos y nos vamos a nuestro fuerte. Una fortaleza de cobijas y almohadas. No puedes entrar si no conoces la contraseña.

Dejamos a Natsuo en su cuna y los tres vamos a ver a mamá. Está haciendo la cena y tarareando como si nada hubiera pasado. Soy la primera en asomarme en la cocina y a la que primero nota.

Hola cariño. — Me saluda con esa sonrisa de madre que tranquiliza a todos.

Mamá...

¿Tienen hambre niños? — Me corta. Es como si supiera lo que iba a decir y se acomoda las gafas.

Si. — Responde Fuyumi animada mientras que Tōya y yo cruzamos miradas. Siempre estamos sincronizados.

Dejamos a Natsuo en la cuna —dice Tōya y mamá nos agradece por cuidarlo toda la tarde.

Nos sentamos sobre los cojines para empezar a comer y mamá se retira con la excusa de que tiene que darle de comer a Natsuo y cambiarle el pañal.

InseparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora