꧁༺ 12 ༻꧂

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Hanako


— Necesito hablarlo con alguien. — Respondo poniéndome de pie y dirigiéndome a la salida. 

— Si se trata de hundir a Endeavor creo que estará feliz de ser parte de esto. — Responde Aizawa seriamente. 

Te daré una respuesta una vez que hable con él. 

Está claro, aunque Aizawa no lo menciono sabía que mi hermano estaba vivo. Solo que no tengo del todo claro si sabe que Dabi es Tōya. Me dirijo al departamento de mi hermano y espero su llegada mientras preparo algo de comer. 

La comida de ambos se enfría. Tras varios minutos revolviendo mis pensamientos en aquello que dijo Aizawa, termino perdiendo el apetito y coloco la comida de ambos en el congelador. 

Me encamino a la entrada del departamento y me coloco una de mis capas negras con el interior morado oscuro. En cuanto piso el exterior me doy cuenta de la hora que es. Los ligeros rayos de sol empiezan a alumbrar este macabro mundo. Camino por las calles más desoladas. Algunas almas perdidas me piden dinero u algo de comer, otras simplemente mantienen su distancia al saber lo que hice con sus compañeros. 

Me encamino a un banco y analizo el lugar. Hay algunas personas dentro realizando retiros, transacciones o alguna otra cosa, pero solo una en especial cautiva mi atención. No tengo dudas, es el bastardo al que he buscado por años. Le quito una bolsa a un transeúnte y antes de que de algún tipo de aviso lo miro a los ojos. — Si no quieres que te mate sigue tu camino como si nada. — Entro al lugar y un par de personas al verme se alejan lo más discreto posible. 

Señorita, quítese la capucha, la máscara y déjeme revisar lo que trae en la b... — Avisa el oficial que hace guardia, pero antes de que termine lo ataco, doy un disparo a la pierna del guardia quien empieza a retorcerse del dolor y otro al vidrio de una de las cajeras rozando su rostro mientras la gente empieza a alborotarse. Me acerco a ella y luego le apunto con el arma mientras pongo la bolsa sobre él. — Todo el dinero a la bolsa si no quieres una bala en ese lindo rostro. — Amenazo y la cajera empieza a colocar el dinero en una bolsa. 

Hoy estoy de buen humor, no matare a nadie a menos que se mueva o grite. — El caos que se había armado en el lugar desaparece enseguida. Incluso la cajera se había detenido. — Si no te mueves con el dinero te mataré y le diré a otra que lo haga. 

Cierra la bolsa. — Demando en cuando veo la bolsa llena. 

Apenas la cierra se oyen dos balazos y el hombre al que había buscado cae al piso. Coloco la bolsa sobre mi respaldar sin ignorar los gritos ahogados de todas las personas presentes. — Dije que no quería matar a nadie, pero si no hacen caso no me dejan opción. 

Me acerco al hombre quien se retuerce sobre su propia sangre. Uso mi don sobre él y en un instante sus prendas superiores se vuelven cenizas. 

Seguramente alguna estúpida cajera ya llamó a los héroes por lo que no tengo tiempo. Aun así solo me aseguraré de que me recuerdes. — Bajo mi mascara y el hombre en cuanto me mira palidece. — ¿Me recuerdas? — Pregunto, pero no responde. De uno de mis bolsillos saco un frasco con un líquido inflamable y empiezo a escribir mi nombre sobre su pecho. — Me gusta marcar a mis víctimas. 

Al terminar me coloco la máscara y uso mi don sobre el hombre y algunas mesas de madera. La gente empieza a gritar y se oyen varias alertas. — Si los héroes son rápidos te salvaran la vida, pero de todas formas te buscaré y te mataré. 

Salgo del lugar y tomo algunos de mis atajos por las calles desoladas. Como lo había prometido voy donde Chimera y le entrego la bolsa. 

Un poco tarde, pero me sirve. — Agradece. 

InseparablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora