Canastas y Desayunos

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Alejandro:
Dormía tranquilamente, sin soñar, sintiendo una comodidad profunda
mi descanso se interrumpio por un pequeño balbuceo, un poco adormilado voltee y vi a César dormido en el piso sobre un saco de dormir hecho bolita.

- Ah… solo es César… - dije tranquilamente para después tener todos mis recuerdos de vuelta sabiendo todo lo que pasó ayer… me levanté tan rápido que mi ruido despertó a César quien un poco adormilado se acercó a mí para darme un beso en mi frente.

- Buenos días chaparro - dijo antes de salir de la habitación.
Fue ahí cuando recordé todo lo que había pasado, ¡y como yo frente a mi mamá había dicho mis sentimientos por César!. Baje las escaleras para ver a César sirviendo dos platos de cereal.

- Vente vamos a desayunar - me dijo aún adormilado.

Ambos nos sentamos pero sentía que las palabras no salían de mi boca.

- Oye chaparro, ¿estás bien? - me dijo un poco preocupado.

- Tu… bueno nosotros… ¿Somos algo? - le pregunté avergonzado.

- La neta la neta no sé hahahaha cuando menos me di cuenta, a los dos nos gusta el otro hahaha - me dijo muy seguro pero sus palabras me hicieron
sentir rojo y con la cara caliente.

- ¿T-tu quieres que seamos algo? - le pregunté nervioso.

- ¿Estaría chido no? Quieres tu cartulina y tú osote a la salida de la prepa - me
dijo riéndose.

Yo estaba muy nervioso pues es la primera vez que salgo con alguien y la primera vez que saldría con un chico en mi mente estaba planeando mil opciones pero por una vez solo quise seguir mi corazón.

Yo jalo - le dije muy seguro.

- Va que va no vale rajarse ¡eh! - dijo César riendose mientras se acercaba.
Podía sentirlo más y más cerca, cerré mis ojos y sentí un beso suave y con cariño, hasta que escuche a César decir:

- Ay wey aver dame otro - dijo dándome un piquito - ¡Te manchas Alejandro!
¡¿Cómo chihuahuas le pones chocomilk al cereal que ya tiene chocolate?! -
me dijo casi regañando.

- ¡¿Qué?! Así sabe chido, además… m-me gusta el chocolate - le dije
haciendo chiste al color canela de su piel.

- Aaaah cámara ¡eh! Yo era werito cuando estaba chiquito nomás que me
queme - me dijo indignado.

Le di otro pequeño beso para calmarlo y todo el desayuno estuvo lleno de chistes antes de que se fuera le pedí vernos al otro día en la tarde en el parque para jugar basket. Al día siguiente… César cómo siempre estaba antes que yo, se veía bastante feliz como un cachorro saliendo de paseo.

- ¡A ver, a ver! ¡Te quiero proponer algo! - me dió seguro de sí mismo.

- Aver suéltalo - le dije.

- ¡Si yo gano! Te doy un beso y si tú me ganas, tú me das un beso ¿va? - me
dijo sonriendo y rascándose la nuca nerviosamente.

- Que premio tan chafa - le dije bromeando.

- Ah… sobres ¡eh! - me dijo cambiando su cara pues se veía que realmente
quería un poco de cariño.
Me acerque despacio a él, sería la segunda vez que le doy un beso en la calle, pero… una vez más quería seguir mi corazón y no pensar en lo que dirían los demás, lo tomé de sus mejillas y le di un beso largo.

- De todas maneras ibas a perder así que mejor agarro mi premio de una vez -le dije sonriéndole.

- Ay… wey… y yo que decía ser el mero mero de la relación - me dijo riéndose
y poniéndose un poco colorado.
Esa tarde se transformó en una especie de "primera cita".

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