Dudas

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Yuta

El sueño comenzaba a ganarme, sentí como ella se levantaba del asiento pero le di poca importancia a ello. Tendría que ir al baño seguramente.
Golpes, gritos, eso fue lo que escuché antes de que una azafata tocara mi hombro y me dijera con desesperación que mi acompañante estaba teniendo un ataque.

Me levanté de golpe, logré visualizarla juntos frente a la puerta del baño, agitada, con los ojos llenos de lágrimas. Se veía demasiado mal, nada de lo que yo había conocido en estas dos semanas.
La medicina que siempre tomaba estaba en el suelo, y eso indicaba que algo andaba mal con ella. Comenzó a jalar su cabello, gritaba de desesperación, daba manotazos y se quejaba de algo que ni siquiera estaba sucediendo.

Dejame, déjame en paz. —susurro en trance, su pecho subía y bajaba con rapidez, estaba agitada y su respiración fallaba demasiado— Lo lamento, lo siento. Déjame vivir

—¡Song! ¡Song! —grite sacudiendo sus hombros con fuerza, pero nada la hacia reaccionar— ¡Traigan un vaso con agua, las pastillas en el suelo deben ser su medicamento!

Ellas me hicieron caso. Trataba de tranquilizarla, sostuve sus manos para que dejara de hacerse daño, pero era inútil, daba golpes en su pecho, rasguñaba sus brazos y era demasiado para mí. Su manga se levantó un poco y ahí me di cuenta de que tenía una cicatriz que no pude visualizar bien.

La azafata no tardó en llegar con el vaso de agua el cual, ya estaba en mis manos. Limpié una pastilla del suelo y la metí en su boca, luego empine el líquido en su boca e hice que tragara el medicamento. Podía ser un gran riesgo de que se ahogara pero no había algo que la tranquilizara.

Tosió un poco pero la pastilla había pasado. La cargué con precaución, sentía su corazón palpitar con fuerza pero sabía que comenzaba a calmarse, lentamente. Una vez en mis brazos decidid colocarla en el asiento donde estábamos. Pedí mantas a la azafatas y ella no dudaron en llevarlas, ni un minuto tardaron así que la cubrí. Visualize sus ojos, aún seguían llorosos así que simplemente limpié sus mejillas y me alejé tratando de que descansara.

—¿Saben que le ocurrió? —todas negaron—

—Lo único que vi, fue como se levantaba demasiado rápido al baño creí que tenía ganas de vomitar así que no pregunté. —asenti levemente y agradecí por su ayuda—

En cuanto volví a mi asiento, la revise de nuevo. Al parecer no tenía fiebre, su respiración se veía más tranquila y parecía como si estuviese dormida. Eso me tranquilizó, solo un poco. Después de todo, era mi empleada, debía ver por ella.

Suspiré aliviado y me senté colocando los audífonos y leyendo una de las revistas que había ahí en la avión. Pero aquella cicatriz que vi en su brazo me dejaba mucho que pensar. ¿Porque había tenido ese ataque de pánico? ¿Le asustaban los aviones? No lo creo, había viajado desde Shanghai o al menos eso sabía; además si hubiera tenido miedo de los aviones, no se hubiera atrevido ir a Nueva York.

¿Acaso tenía algún trauma? Era posible, pero no era de mi incumbencia, ahora mismo solo es una relación jefe empleada.

La miré de nuevo, las lágrimas corriendo por sus mejillas hicieron que me diera aún más curiosidad lo que le pasaba. Miré su mano y quise darme un golpe debido a que mi interés era mucho más grande.

Levanté su manga y aquella cicatriz de quemadura se dejó ver. Se veía grande y a mi parecer fue hace demasiado tiempo. ¿Se lastimaba ella sola? Solo eso podía pensar, cuando la conocí, no se veía tan sociable y el hecho de que no tocara a nadie me hizo tener aún más dudas.

Tenía depresión, se autolesionaba o simplemente fue un accidente. Esas eran mis posibles respuestas a este incidente reciente ocurrido.
Cuando bajé su manga, di un brinco del susto al ver cómo ella se removia de su lugar y pocos segundos después su cabeza colgaba cuál pavo que ibas ser sacrificado para una cena navideña.

Decidí no intervenir, no quiero que le dé otro ataque de pánico. Cerré mi ojos, el sueño comenzaba a ganarme y cuando menos lo esperé perdí noción de lo que sucedía a mí alrededor.







Tiempo después:

Movieron mi cuerpo como si tratarán de sacudirlo. Pensé que tal vez le había ocurrido algo de nuevo, pero no. No estaba en el avión, estaba en ¿Una boda? Que extraño.

Oye Yuta, no hagas esperar a la novia. —¿Era yo él que me casaba? ¿Dónde demonios estaba Song? ¿Y el avión, y los demás?— ¿ya te arrepentiste?

Vi a mis amigos ahí parados junto de mi, chicos que conocía desde que solo era un niño y que además siempre me habían apoyado cuando lo necesitaba.

—¿Me pueden explicar que demonios está pasando? Yo estaba en un avión y no aquí. —me miraron como si estuviera ebrio e incluso tocaron mi frente buscando si tenía temperatura— ¡Estoy bien carajo!

—Pues no lo parece, no queremos que dejes a la novia viuda antes de que se casen. —debe ser una maldita broma, si eso era—

Tal vez solo debía seguirles el juego solo así me dejarían en paz. Me levanté y formé una sonrisa increíblemente falsa haciendo que ellos me mirarán extraños ante ello.

Me sostuvieron de los hombros y comenzaron a guiarme a través de ese salón enorme. Conforme iba avanzando más personas iban apareciendo, personas que no conocía, pero que solo hacían que mis dudas crecieran aún más sobre si eso era una jodida broma o no.

—Tranquilo hombre, te ves bien. —siempre lo hago, no tengo de que preocuparme— muy bien aquí junto al altar y a esperar a que ella llegue

—¿Quien es la novia? —se miraron entre ellos y carcajearon a más no poder haciendo que mi paciencia comenzará a agotarse—

—Le pediste matrimonio y no recuerdas. ¿Oye no te golpeaste la cabeza antes de venir? —intente abrir mi boca para decir algo pero el piano sonando solo hizo que todos miraran la entrada—

¡¿Que demonios estaba ocurriendo?! Trate de ver a los chicos, pero me di cuenta que nadie estaba a mi alrededor, todos habían desaparecido, me asusté, debo admitirlo.

Las puertas del salón se abrieron y una luz tan grande que provenía de atrás me cegó haciendo que cerrara los ojos y que no pudiera verla.
Me di cuenta de que todo era un sueño y al final y al cabo terminé despertando de nuevo en el asiento del avión.

¿Que mierda acababa de pasar? ¿Quien demonios era la novia? Y lo peor de todo, ¿Porque había decidido casarme con ella?

Working with the devil [Nakamoto Yuta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora