YutaEl reloj de mi habitación marcaba las seis con cuarenta y cinco. Me estaba preparando para el desfile con la empresa que iba a hacer una colaboración. Una gran oportunidad para hacer que los nombres de mi empresa llegarán a boca en lo rincones más lejanos del mundo.
Acomodé mi cabello y por último coloque loción en mi saco. Tomé mi celular junto con la tarjeta de mi habitación para proceder a salir de la lujosa habitación que había pedido una vez llegamos aquí.
Caminaba por el pasillo y me detuve una vez estuve frente a la habitación de Hyeri. Si, había aprendido su nombre, debía hacerlo en caso de una emergencia y no podía llámala por su apellido toda la vida.
Toqué la puerta varias veces. No hubo respuesta del otro lado, mire mi reloj y ahora eran seis cincuenta. Debíamos estar en el evento máximo siete y media, Dios santo, ¿Porque las mujeres tardan tanto en arreglarse?
—¿Jefe? —me giré sobre mis talones y la vi frente a mi, completamente distinta, ahora le daba respuesta a mi pregunta— ¿Que hace aquí?
—Dije que pasaría por usted para ir al evento. —acomode mi saco y pasé una mano por mi cabello de tan solo verla— veo que ya está lista
—Si. —asintio levemente, al igual que yo— ¿Tengo algo en el rostro?
Salí de mi trance ante sus palabras, ¿que demonios me ocurrió y porque seguía viéndola? Negué repetidamente, pasando junto de ella. Supuse que la había dejado confundida puesto que se quedó estática unos minutos y luego se colocó a mi lado mientras llamaba el elevador.
—Señorita Song, ¿Memorizó los nombres de la lista? —asintio junto de mi— bien
Y entre al elevador en cuanto las puertas se abrieron con ella detrás. Estuvimos en silencio, algo bastante cómodo e incómodo a la vez. No tenía idea de que hablar, decirle o incluso pensar, su perfume se sentía como una droga y la verdad dudo mucho que sea de marca.
—¿Dónde compró ese vestido? —me di un golpe mental en mi cara, definitivamente soy un idiota, ¿Como se me ocurría preguntar eso?— perdón por la pregunta indiscreta
—Mi amiga Yuqi me lo compró, me siento mal por~ —corte sus palabras—
—Solo le pregunté del vestido, no de cómo se sentía al respecto. —su mirada cambió, un poco de tristeza y decepción se reflejaba en ella pero poco me importó— ¿Y bien?
—En la plaza más cara de la ciudad, es Celine o al menos eso creo. —y no dijo nada más—
De nuevo el silencio, gracias a Dios habíamos llegado a la plana baja por lo que inmediatamente salí de ahí dejándola sola. Me sentía sofocado con su presencia y espero que ella lo sepa.
Una vez frente al hotel, pedí el auto que manejaría hasta casa de los Jung. El chico del valet parking no dudó ni un segundo en traerlo y cuando por fin lo colocó frente a nosotros tomé las llaves y entré al auto.
Hyeri me veía confundida desde afuera y al ver cómo quería entrar di un suspiro largo y bajé el vidrio.
—Tome un taxi y la veo allá. —me miró soprendida— es por precaución, no quiero que la confundan con mi pareja, sería un rumor el cual prefiero evitar—P-Pero, yo no sé hablar italiano. —rei con burla— ni siquiera conozco la ciudad
—Para eso está el inglés, señorita Song. Además la casa de los Jung no está tan lejos, solo con decir el apellido la llevarán. —y subí el vidrio arrancando y alejándome de ahí, observandola a través del retrovisor, estaría bien—
Las calles se iluminaban debido a las luces de los edificios, todo Milan era hermoso. Centros comerciales, la Catedral era hermosa durante las noches y ni hablar del castillo de los Sforza. Una ciudad de lujo que jamás me perdería por nada del mundo.
Visualice el portón, mostré la invitación y en menos de un minuto abrieron déjandome entrar y a los autos de atrás que seguramente también venían al evento que se estaba realizando dentro de estos lujosos muros.
Aparque el auto en uno de los lugares disponibles y no dudé en entrar a la gran Mansión de Jung. Una maravilla para los ojos, se veía espectacular. Algo que sin duda completaba esta ciudad.Saludé a algunos de mis inversionistas y cuando visualize a mi gran amigo y su hermano decidí ir a saludar.
—¡Nakamoto! —me abrazo con fuerza y con gusto correspondi— ha pasado un tiempo, ¿cómo está Nueva York?
—Mejor que nunca, pero no tanto como Milán. —rei junto con él— Sungchan, que alegría verte
—Lo mismo digo Yuta, ¿Y tus empleados siguen teniendo miedo de ti? —obviamente, eso era algo por lo que trabajaban demasiado bien— con razón tu empresa subió tanto
—Aunque no lo creas, también se debe a mi y mis influencias. —tome una copa de champagne de la charola del camarero— gracias —le dije y el asintió— pero, todo está bien
—Sungchan, dile a la mucama que prepare mi oficina, debo firmar un contrato con Nakamoto. —el más joven asintió y salió de nuestra vista— oye, pero...¿Y tú acompañante? Me pediste dos invitaciones y solo te veo a ti
—No tarda en llegar, es algo distraida. —vaya que lo era, no podía negar algo así—
—¿No la trajiste contigo? —levanto la ceja con molestia, pero, que se supone que hiciera— Yuta~
—Estara bien, no es como si le fuera a pasar algo. Además Milán es bastante tranquilo. —de eso estaba seguro—
—¿Ya ha venido antes? —negue— ¿Y como se de ocurre dejarla sola? Ya tardó demasiado y el desfile no tarda en empezar
—Ya te dije que no tarda Yoonoh. —suspiro molesto— oh vamos, estará bien
—Si tu lo dices. —movio el contenido de su copa— además la lluvia la comenzó, solo espero que le hayas dado dinero para un taxi
Me quise golpear, olvidé eso. No volvió a hablar ni dirigirme la palabra, se había enfadado y su ceño fruncido lo delataba.
Su teléfono comenzó a vibrar y tan solo escuché como hablo en italiano y por la manera en la que miraba, no eran buenas noticias.—Lascialo andare. —y colgó el teléfono para luego darme una mirada molesta— ni siquiera te dignaste en darle la invitación, vaya que eres un hijo de puta
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Working with the devil [Nakamoto Yuta]
FanfictionTrabajar para la mejor revista de moda de la ciudad es algo maravilloso, hasta que te das cuenta te conviertes en la esclava personal del mismísimo diablo. Subir, bajar, correr de una lado a otro e incluso trabajar en un puesto que...