Quiero Estar Con Vos

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Rodrigo caminaba muerto por las calles. Caminaba sin vida, y respirar le costaba mucho.

No podía evitar pensar que era el culpable de toda esta mierda. Solo fue un accidente, pero se sentía tan basura.

La familia Buhajeruk lo amenazó de muerte tantas veces como fuera posible. Amigos de Iván tiraban piedras a su casa, bardeandolo y diciéndole cosas tan hirientes, que hasta él mismo se las creía.

Era un pibe tan infeliz. Solo quería retroceder el tiempo y arreglar las cosas.

Pero no podía.

Él solo quería estar con aquel pibe de ojos achinados y marrones, pestañas largas, pelo negro algo desordenado, alto y delgado, algo pálido, sus labios finos y algo rosaditos, su naricita con ese hermoso piercing que destacaba, otro piercing en la oreja, con sus lindos lunares en su cara y muchos más en el cuerpo. Ese lindo pibe al cual le lloraba todas las noches, todas las mañanas, de todos los días de la semana de todo un mes.

Su familia quería apoyar a Rodrigo, insistiendo que no era su culpa, que debía comer y seguir adelante. Que él debía pelearla.

Pero no podía, se negaba a pensar que era inocente.

Les doy su contexto:

Rodrigo estaba felizmente en una relación con Iván Buhajeruk, aquel lindo pibe que lo tenía tan enganchado.

Ellos se llevaban tan bien, pero había un dimuto problema: Iván padecía de ansiedad, con sus variados ataques.

Rodrigo siempre estuvo ahí para calmarlo, y darle todo el amor posible para tranquilizarlo. Jamás lo abandonó o se canso de él, y nunca lo haría.

Salían siempre juntos, eran tan unidos.

Solo contaban con veintiun años, eran tan jóvenes.

Rodrigo trabajaba en la mecánica de su papá, e Iván trabajaba en una cafetería. Se veían por las noches a mirar películas en la casa del bajo. Se besuqueaban y se acurrucaban para dormir, y a veces otras cosas.

Era tan lindo su romance.

Pero no todo es color de rosa en la vida. Siempre va a haber algo que va a opacar hasta el más mínimo detalle.

Llegaron al boliche, dispuestos a pasarla bien. Bailaron, se embriagaron, y terminaron llendo cada uno por su lado.

Iván seguía bailando tan duro como siempre con un amigo. Y Rodrigo tomaba en la barra, mientras estaba boludeando con el celular.

Una chica con un buen cuerpo, lindo pelo largo y castaño, bien maquillada pero no tan exagerado, un vestido apretado que hacía resaltar su busto, se acercó a Rodrigo y se sentó a lado de él, buscando llamar su atención.

—Eu, hola — soltó algo tímida aquella linda jovencita, sonriendo.

Rodrigo volteó a verla, y le devolvió el gesto algo cansado. Eran las 03:57hs y ya quería volver a su casa y acurrucarse con Iván en la cama.

—¿Tenés insta? — preguntó mientras le quitaba la bebida al bajito.

Rodrigo hizo un mal gesto, y negó.

Se encontraba a tal punto de ebriedad en el que hablar le costaba un poco.

—¿Y no me podés pasar tu número, lindo? — la chica saco su celular de su bolso, y miró a Rodrigo con curiosidad.

Él solo volvió a negar, mirando de vuelta su celular. Volteó a ver a su lindo novio, él seguía bailando alegre con Nico. Sonrió tan bobamente.

La joven estiró el brazo, y tomo el mentón de Rodrigo, haciendo que la volviera a mirar.

•One Shots• {Spreen×Carrera}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora