Ya no era divertido esto. Definitivamente no lo era para Iván.
Mierda, solo era un juego de adolescentes hormonales, pero esto se había ido al carajo.
Jugaron a usar sus lenguas entre ellos, y hasta ahí todo perfecto. Luego los toques por parte de Rodrigo, aunque fue raro al principio, Iván se acostumbró a esos toques atrevidos y duraderos. Después la ropa comenzó a desaparecer y todo ahí dió un giro inesperado.
Cogieron.
Cogieron una vez, dos veces, tres veces, cuatro, cinco... se había salido de control. Eran solo besos, no cogidas fuertes. Mierda, Iván quería parar, pero Rodrigo lo hacía ver las putas estrellas y delirar a tal punto de olvidar su maldito nombre. Rodrigo era su nueva droga.
Llegó un punto donde realmente Iván se asustó.
Rodrigo solo escupió en sus dedos y lo cogió con ellos, preparandose para meter su pija. Esa no era la preparación correcta. Eso iba a doler, y sí, dolió. Dolió mucho, pero su cuerpo lo resistió increíblemente. No protestó, ya que creyó que- que... ¿qué chota creyó? La verdad, ni él supo porque mierda no protestó cuando realmente dolía.
La segunda vez que el castaño nuevamente escupió sus dedos para hacer lo mismo fue cuando reaccionó y lo detuvó antes de que Rodrigo empiece con lo suyo.
Le habló con tranquilidad y calma absoluta. Le explicó que eso dolía, y que no quería esa preparación ya que no era la correcta.
Rodrigo lo miró con el ceño fruncido.
“Te ves más lindo adolorido”
Iván se tensó. Se asustó. Mierda, este sí era el momento ideal para acabar toda esta locura. ¿A Rodrigo le gustaba verlo sufrir y no gozar? ¿Qué mierda?
Luego Rodrigo lo besó fuerte, acostandolo nuevamente en la cama y succionando la pálida piel de Iván.
No, no, esto no es lo que Iván quería. Él quería disfrutar, y recibir ese placer que Rodrigo le daba; ahora Rodrigo quería verlo sufrir debajo de él, y gozar solo él.
¿Pero qué carajo le pasó?
¿En qué momento Rodrigo decidió verlo sufrir en vez de disfrutar? ¿En qué momento? Mierda, ¿en qué momento? Que alguien se lo explique, que alguien le responda.
Nuevamente se dejó lastimar como un idiota.
Al otro día lo único que hizo fue evitar al castaño. Lo evitó, lo ignoró, buscaba excusas para no coger. Buscaba hasta excusas para no tener que verle la cara.
Llegó ese día en el que Iván tocó el límite y Rodrigo se cansó y perdió la paciencia.
El castaño llegó a su casa de la nada, lo agarró brusco y lo tiró en la cama ignorando las súplicas del pelinegro. Le arrancó la ropa prácticamente y ahí fue cuando Iván lo tiró de la cama, buscando defenderse como sea.
—¡No quiero, pelotudo! — le gritó volviendo a vestirse.
—¿Por qué? ¿Por qué no querés? — se levantó del piso y puso su mano derecha en su pálido cuello, manteniendolo bajo amenaza.
—Porque me lastimas — musitó cerca de sus labios.
Rodrigo no dijo nada. Aflojó el agarre, y lo acarició.
—Pero te ves precioso — besó con dulzura sus labios.
—No me importa. Me dolió mucho — se separó, alejándose para ponerse nuevamente la remera.
—¿Te dolió, bonito? — rozó con ternura sus narices, y dejó besitos en su clavícula.—¿Me perdonas, bebé? ¿Me perdonas, bebé hermoso y lindo?
Iván suspiró, sabiendo que se estaba dejando manipular.
—Si me preparas unos capelletines capaz considere perdonarte — ofreció con una sonrisita.
—Si me dejas usar tu linda boquita primero, voy a hacerte los capelletines más ricos que hayas probado — nuevamente dejó un piquito en su boca.
—Entonces no hay trato — se levantó de la cama, y se alejó por completo de Rodrigo. Abrió la puerta de su pieza, y volteó a verlo —Sos libre de irte, corazón mío.
Rodrigo frunció el ceño, y apretó su mandíbula.
—También soy libre de quedarme, ¿no? — se levantó él también, se acercó a Iván, agarrando con firmeza sus caderas.
Negó con la cabeza.
—¿Me estás echando? — preguntó con más seriedad. Iván no respondió —¿Me estás echando, Iván? — repitió con más firmeza.
—Básicamente sí, Rodrigo. Te estoy echando porque ya sé a donde querés llegar con tus chamuyos lindos y tiernos — contestó con el mismo tono que imponía autoridad.
—¿A dónde pensas que quiero llegar?
—Deja de tomarme como pelotudo, Rodrigo. No soy pelotudo. Podré tener la cara, pero no lo soy — apartó bruscamente las manos de su cadera —No te quiero acá. Quiero que te vayas.
—Yo me quiero quedar — murmuró.
—¡Esta es mi puta casa, y si yo te digo que te vayas, te vas! — exclamó dándole un empujón, sacándolo de su pieza.
—¡Vos me perteneces, vos me haces caso a mí!
—¿Qué te pensas que soy, pelotudo? ¿Un juguete? — cuestionó haciendo gestos mientras lo empujaba a la puerta principal.
—¿Sabes qué? Sí, exactamente eso sos — Iván se detuvó rápidamente. Ambos quedaron mirándose sin decir nada, pero Rodrigo remató exclamando: —¡Sos mi puto juguete personal, Buhajeruk!
...
El departamento entero quedó en un horrible silencio. Un silencio tan horrible que Iván sintió algo- algo... sintió un vacío en su pecho. No reaccionó, su cuerpo se sintió débil. Se derrumbó en el sillón, ignorando el fuerte portazo de dió el castaño al irse probablemente para siempre.
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•One Shots• {Spreen×Carrera}
FanficOne Shots con modismos argentinos, de dos streamers argentinos de twitch, Spreen y Carrera. Sí hay contenido +18, pero que quede claro que no busco sexualizar a ningún streamer ni nada. Es pura joda, y fue. (Pueden haber apariciones de otros streame...