Sr. Buhajeruk

821 93 7
                                    

—No. Iván está castigado, Carrera — gruñó el hombre.

El joven adolescente hizo una pequeña mueca.

—Él no dijo nada de estar castigado — murmuró.

—¿Estás contradiciendome?

—¡No! — exclamó rápidamente, asustado.—Perdón, solo digo que-

—El castigo, Rodrigo, es reciente — informó.—No es una excusa para que no veas a mi hijo esta vez.

—¿Por qué le molesta tanto que salga con su hijo, Sr. Buhajeruk? — preguntó entristecido, tratando de sonar lo más respetuoso posible.

El hombre de gran estatura sonrió irónicamente, empujando su lengua contra su mejilla interna, mirando fijamente al castaño. Se cruzó de brazos, apoyándose en el marco de la puerta.

—Si estás tratando de insinuar que soy homofóbico, estás muy equivocado, Rodrigo, y me ofende mucho tu insinuación — habló Hugo, frunciendo el ceño.

Rodrigo negó con la cabeza inmediatamente.—N- no, no, señor, no dije es-

—No, cállate, déjame terminar de hablar — el joven Carrera asintió, bajando su cabeza tímidamente.—Sinceramente yo no me meto en la sexualidad de Iván. Si a él le gustan los hombres, a mí no me molesta.

—¿Entonces por qué-

—No terminé de hablar, así que no me apures y cállate — “Igual a mi Iván...” pensó Rodrigo, asintiendo nuevamente con una leve sonrisa.—Seguramente te preguntarás “¿Cuál es el problema entonces, viejo de mierda?”. El problema, Rodrigo, es simple-

—¿Usted no será celoso con su hijo, Sr. Buhajeruk? — interrumpió firme, cansado de esperar poder hablar.

Y por primera vez, el señor Buhajeruk guardó silencio y quedó pensativo.

—Capaz sí, Rodrigo — murmuró sonriente.

—¿Me deja verlo por lo menos un ratito? — suplicó el joven Carrera.

—Te dejaría verlo unos quince minutos — Rodrigo sonrió con una pizca de esperanza de ver a su dulce novio —... sin embargo, Iván está castigado, así que no.

—Solo cinco minutos...

—No, Rodrigo. Te doy tres segundos para que te vayas, y capaz voy a considerar dejarte verlo quince minutos mañana — ofreció el hombre.

—Señor, por favor-

—Tres...

—Estoy muy triste, y ver a Iván me alegraría dem-

—Dos...

—Se lo ruego, Sr. Buhajeruk.

—No me hagas llegar a uno, Rodrigo — advirtió.

Rodrigo gruñó por lo bajo, asintiendo.

—Buenas noches, señor.

—Buenas noches, Rodrigo.

El hombre suspiró, volviendo a entrar a su casa y cerrando la puerta. Apenas volteó, vio a Iván con un ceño muy fruncido, de brazos cruzados, y con su mirada café ya lo decía todo.

—A dormir — ordenó sin pensarlo demasiado.

Iván revoleó los ojos, suspirando exageradamente. Caminó rápidamente a su habitación, azotando la puerta. Inmediatamente abrió las cortinas de par en par, encontrándose con su Rodrigo trepado al árbol, y unas pequeñas gotas de sudor caían por su frente. Abrió la ventana silenciosamente, dejando entrar al castaño. Apenas puso un pie en su habitación, aplastó sus labios con los esponjosos labios ajenos de Rodrigo, con entusiasmo, ansioso de probar los dulces labios de su dulce novio.

—Perdón, pero ni en pedo voy a dejar que tu viejo me prohíba verte, Iván — susurró en su oído, mordiendo ligeramente el lóbulo de su oreja.

—Sí, ya lo sé — sonrió tiernamente, apegándose a él.

•One Shots• {Spreen×Carrera}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora