Feliz Año Nuevo

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Una sonrisa se formó en sus labios al ver entrar a Iván con dos copas, y una sidra para nenes.

—Mira, Ro. No me dejaron entrar con la sidra, porque supuestamente los pacientes no pueden tomar por una cuestión de salud, y menos vos. Pero fueron tan amables y me regalaron esta sidra... para nenes, pero no importa, podemos brindar igual — sonrió triunfante, mientras se acercaba a la camilla del castaño y se sentaba en ella.

—Pensé que no ibas a venir — dijo en un bajo murmuro, acariciando la pierna del pelinegro, mirándolo con emoción en sus ojos, como si estuviera viendo a un ángel divino, y es que así lo veía Rodrigo.

Iván frunció el ceño, pero aún así sonreía contento.

—No voy a dejarte solo en año nuevo, tarado — le dijo con obviedad en su tono de voz.—¿Por qué pensaste esa mierda?

—Porque pensé que preferias pasarla con tu familia y eso, es lo más obvio. ¿Qué clase de persona pasa año nuevo en el hospital con su amigo enfermo y a punto de morir?

—No te vas a morir. No digas eso — su voz se quebró tan rápidamente, que Rodrigo se golpeó mentalmente por haber hablado de tal cosa.—Enserio, amigo... deja de decir esas cosas. No seas negativo, idiota.

Rodrigo vio el momento exacto donde su amigo casi se desmorona en frente de él, pero también vio el momento donde se secó las lágrimas, y mantuvo su posición fuerte y firme. Iván siempre fue tan fuerte, un pibe que se bancó tantas cosas, y Rodrigo realmente lo admiraba.

—Perdón — susurró el castaño, dejando de acariciarlo.

—¡Vamos a terminar el año bien, che! — exclamó, soltando una risita, haciendo que una sonrisa aparezca nuevamente en el rostro del otro.—Toma, tené la copa.

Iván sirvió la sidra en la copa, y después en la suya.

—Son y cincuenta y nueve — dijo después de fijarse la hora en su celular.—Tenemos un minuto para hablar de cualquier cosa. Total el año que viene se olvida — soltó.

El castaño asintió sonriente.

—¿Te puedo pedir algo entonces? — preguntó, y rápidamente recibió una afirmación como respuesta.—¿Me das un chape, Ivi?

Iván lo miró sonriendo, tomándoselo a joda, pero al ver a Rodrigo tan serio, notó que no era una joda.

—¿Un... u- un chape?

—Sí, un chape.

El pelinegro se lamió los labios, y miró los esponjosos labios de su amigo.

Se acercó y dejó un beso corto sobre esos labios, un beso corto que poco a poco hizo que Iván comenzará a perderse en los dulces labios del contrario, perdiéndose en una bruma de ternura.

La mano de Rodrigo comenzó a pasearse por su nuca, mientras sus dedos comenzaban a enterrarse en sus rizos, y lo acariciara con cariño, haciéndolo sentirse bien con esos dulces tactos que le daba el castaño. Iván se alejó un poco al sentir la necesidad de tomar una gran bocanada de aire. Vio esa inocente mirada verde, y esa linda sonrisa de Rodrigo, que causó algo indescriptible.

—Feliz año nuevo, Ivi — susurró el castaño.

Iván tragó saliva, sintiendo que su voz no quería salir.

—Feliz año nuevo, Ro — por fin habló, aunque su voz salió algo ronca.

Rodrigo chocó su copa contra la otra, para después tomar un sorbo: —Mmh... ¿es de manzana?

—Eeh, sí. Acá dice... sabor manzana — exclamó, mirando la botella de plástico.

—Yo quería sidra — puchereó.—Tenía la ilusión de tomar sidra para fin de año. Pensé que iban a tener consideración.

—Tuvieron consideración de regalarme esta sidra, Rodri — soltó una carcajada, tomando un sorbo de su copa —Te va a hacer mal si tomas alcohol. Lo sabes.

—Pero quería tomar igual — berrincheó nuevamente.

Iván frunció el ceño: —Yo había traído, pero no sabía que no podías tomar. La enfermera me re cago a pedo, estaba re enojada la piba. Por un momento pensé que me iba a revolear algo.

—¿Quién? ¿María?

—No. Guada — contestó.

—Aah, sí. Ella me cuida mucho. Es buena piba — sonrió desviando la vista.—Pero no te pongas celoso, nadie me cuida mejor que vos.

—Seh... ¡Ni siquiera sabía que la sidra te iba a mandar para el otro lado, tarado! Mira como te cuido.

Rodrigo se dio cuenta de lo frustrado que estaba su amigo ahora. Sus ojos café parecian estar llenos de culpa.

—Bueeeno, no pasa nada — trató de minimizar la situación, y hacer sentir mejor al de tez pálida.—Vamos a terminar el año bien, che — imitó, sacandole una sonrisa cansada a Iván.

—Ya lo terminamos al año — le recordó.

—Bueno, entonces lo vamos a empezar bien — se corrigió, palmeando la pierna del otro.

Ambos se sonrieron. Iván se recostó con cuidado en la camilla, y Rodrigo instantáneamente lo abrazó, dejando ambas copas sobre la mesita junto a la camilla.

—Te quiero, Ro — murmuró.

—Yo te amo, Iván — besó su mejilla, escuchando una risa como respuesta.

•One Shots• {Spreen×Carrera}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora