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Era peligroso, lo supe desde el momento en que lo vi, y a pesar de saberlo lo pase por alto, tal vez fue su carisma, o la sensualidad y confianza que emana por cada maldito poro de su piel. August Walker es igual, o tal vez incluso peor que el mismo Lucifer, un rostro y cuerpo semejante al de un dios, pero un sadismo y perversidad que le darían miedo al mismo satanás. Yo sabía todo esto, lo sabía y aún así lo dejé entrar, aun así le di el poder de destruirme y destruir todo a lo que amaba, le di el poder de convertir mi vida en una pesadilla, de la cual no se si quiera escapar...
La primera vez que escuché de él, yo era una novata intentando entrar a la CIA, acababa de ser reclutado. Walker era como una leyenda, el sanguinario y matón número 1 en la agencia, un hombre sin escrúpulos capaz de acabar con el enemigo sin ningún remordimiento. Capaz de matar cientos de inocentes con tal de cumplir con su objetivo.
-De qué hablan- dije acercándome a mis compañeros.
-Hablamos de la misión que hizo Walker, era imposible de cumplir, era casi una misión suicida y aún así el muy hijo de puta lo logró, y sin ningún rasguño. -contestó Stewart.
-¿Y quién se supone que es Walker? -pregunté curiosa y confundida, al parecer todos los sabían menos yo.
-¿No sabes quién es August Walker?- preguntó casi consternado, yo solo pude atinar a negar con la cabeza, invitándolo a seguir- Walker es el matón más eficiente de la agencia, es como una leyenda, se atreve a hacer cosas que la mayoría no, con tal de cumplir cada misión. Ese hombre no sabe lo que es el miedo, ni siquiera creo que tenga una consciencia.
-¿A que te refieres exactamente con que es capaz de hacer cosas que otros no?- por alguna razón, hacer esa pregunta me dio escalofríos.
-Me refiero a que es capaz de quemar una casa llena de niños inocentes porque le estorba para llegar a su objetivo. Como en su última misión, mató unas catorce mujeres para llegar a ese jefe de la mafia que nos estorbaba en la operación Fénix.
Admito que la primera vez que escuché de él, sentí escalofríos y una gran parte de mi despreció a ese hombre, mi cerebro no entendía como podía hacer tales cosas sin ninguna culpa o algún remordimiento, y desde ese momento lo clasifique como un psicópata en mi cabeza, del que debía alejarme y con el cual no debía meterme.
Y tenía razón en todo, es peligroso debí alejarme, sin embargo no pude, August Walker es como un huracán, crees verlo venir, pero jamás será así, el solo llega y te golpea, cambia y destruye absolutamente todo a su paso.
La primera vez que lo vi, y supe su nombre, no podía creer que fuera él, el hombre más cruel y sádico del que había escuchado no lucía en nada como el psicópata que me invente en mi cabeza. El incluso lucía normal, atlético, atractivo, elegante, era todo lo contrario a lo que siempre pensé, incluso era encantador y carismático.
