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Llevo evitando a Henry 4 días.
Se que estoy actuando de manera irracional, nuestra relación es muy estable, llevamos 3 años juntos, vivimos en la misma casa desde hace 1 año, y hemos estado hablando de casarnos y formar una familia.
Pero desde el momento en que me enteré que estoy embarazada, entre en pánico.
Henry está en Estados Unidos, grabando unas cosas para un nuevo proyecto, así como en gira promocional por su nueva película. Así que llevamos casi 3 meses sin vernos.
Nos comunicamos constantemente, aunque la diferencia de horario es mucha, ambos encontramos el modo de hablar todos los días.
Hace unos días iniciaron los síntomas, náuseas, mareos, vomito, cansancio extremo, entre otras cosas. Si soy sincera, creí que solo tenía una infección estomacal, pero igual fui a hacerme pruebas de sangre para descartar cualquier cosa.
Sorpresa la que me lleve cuando vi los resultados. 12 semanas, era lo que decía junto a la parte donde dice embarazo: positivo.
Durante estos cuatro días he pasado por muchos estados de ánimo. No lo temen a mal, estoy feliz, un hijo con Henry es un sueño, pero no lo esperábamos.
Al principio me asuste, pasaron miles de pensamientos y escenarios dentro de mi cabeza, incluso pasó por mi mente la parte donde el se va y me deja como madre soltera. La verdad eso es ridículo, si algo quiere Henry en esta vida es una familia. Se que el estará feliz, pero mi cerebro ama generar los peores escenarios.
Después del susto, vino la aceptación. Después de la aceptación vino la calma y la felicidad. Y después de todo eso, vino el miedo. Miedo a no ser una buena madre, miedo de ser un fracaso, miedo de que todo salga mal.
Henry debe estar volviéndose loco, lo sé porque ya mando a tres de sus cuatro hermanos a la casa, quiere saber como estoy, quieres saber que esta mal. Sigue insistiendo con sus llamadas, envía mensajes cada que tiene tiempo libre.
Debe estar en crisis por no poder tomar el primer avión a casa para asegurarse de que todo está bien.
Así que decido terminar con su tortura de una buena vez. Tomó el valor necesario y marcó su número. Después de tres timbres la llamada se corta. No me sorprende que me cuelgue, debe estar molesto, y lo entiendo.
Mis pensamientos son interrumpidos por una videollamada entrante, es él. Acomodo el celular en la barra de desayuno para no tener que sostenerlo y contestó.
-Hola- mi voz es casi un susurro, pero se que me escucho.
Odio ver sus ojeras y la preocupación en sus ojos, todo su semblante denota molestia, pero alivio a la vez.
-¿Eso es todo lo que dirás?, desapareciste 4 días, me estoy volviendo loco, y ni Niki, Piers o Simón pudieron darme razón de ti. Casi dejo todo tirado por ir a ver si estabas bien.
