Eber se mostró más relajado en lo que quedaba de la conversación, lo cual generó que estuviera de igual manera. Aunque no quitaba el hecho de que cualquier cosa que dijera me pondría en alerta.
Siguió contando una extraña historia, porque según decía, la “celebración” del día anterior era en honor a un dios — menuda cosa más rara en lo que me había metido— el cual estaba enamorado de alguien que no le correspondía, y por ello teníamos que ofrecer sacrificios cada cierto tiempo en honor al dios o, mejor dicho: para que su furia no caiga —ajá, de sectas pasamos a dioses—, ya nada me sorprendería de ellos.
De seguro, mañana saldrían volando en unicornios invisibles.
Al comienzo fue shockeante, desde luego pero, la sensación se esfumó una vez que apareció una propuesta —Más bien, orden—, de que iríamos a cenar con una familia de nobles y la familia del virrey.
Según Eber, él iría por sus asuntos de ser el rey, yo iría para aplacar a las bestias de las hijas de ambas familias, puesto que ellas eran quienes él había contado que no toleraba.
Wild y Cavan también irían, el primero por su trabajo de resguardar al rey y el segundo, bueno, no lo sabía realmente, quizás solo iría para perder el tiempo.
Lilih ya se encontraba conmigo, era casi de noche y la cena sería a las ocho en punto.
Decidí tomarme un tiempo para mí misma, por lo que le había pedido especialmente que me preparara un baño, de esa manera aprovecharía para relajarme.Para la ocasión, escogí un vestido rojo, iba con intenciones de llamar la atención.
Se trataba de uno que según las palabras de mi padre “no era adecuado para la realeza”, era escotado, mostraba una cantidad considerada de piel, pero lo más importante: la falda no era pesada, como lo eran la mayoría de los vestidos de la corona o la nobleza, éste estaba creado por una poca cantidad de tela pero que daba abasto para cubrir todo.
Me dispuse a salir de la habitación.
No se me pasó por desapercibido que en la mesa de luz, junta a la rosa había otra más.¿Hace cuánto que estaban allí?
¿Por qué no se marchitaban?
Ignoré esos pensamientos, no gastaría el tiempo con suposiciones sobre rosas, así que seguí mi camino.
Al bajar, me encontré con que todos ya estaban listos para partir.
Simplemente me dediqué a ir hasta el carruaje que ya esperaba en la puerta principal del castillo.Eran dos de ellos, intuía quienes iban en cada uno, Wild se acercó a abrir la puerta y ayudarme a subir, por ello le dediqué una sonrisa de agradecimiento y el asintió.
Eber me dedicó una mirada, estudiándome, luego giró su rostro, por mi parte, preferí guardar silencio.
El recorrido duró poco, en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos frente a una enorme mansión, no había podido apreciar nada del camino puesto que era de noche.
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Cristales Rotos
Fantasy•Primer libro de la bilogía "Cristales" Un rey asesinado, una princesa condenada ... Todos conocían los rumores que el reino de Idront albergaba. Su rey era célebre por muchas razones. Algunos decían que su sadismo y crueldad eran inhumanos, otros d...