Capítulo 19👑

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Eber

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Eber

Estábamos ya en el segundo día de viaje. Cavan, Wild, Samira y yo viajábamos en un mismo carruaje. Urick y Velkan viajaban cada uno en un carruaje aparte, ambos llevaban una cantidad considerada de hombres para protección. Nosotros iríamos al castillo, los demás se quedarían a las afueras de Ardclik en caso de cualquier amenaza.

Antes de partir, habíamos tenido una seria discusión, Wild no estaba de acuerdo con mis acciones, sin embargo, tenía en claro que mi palabra era ley.

Samira había sido el problema, ella se había mostrado más terca de lo normal, casi saca las garras con tal que no viniéramos. No le había mostrado la carta, no quería preocuparla aún más de lo que ya estaba. Si bien había dicho la verdad al contar sobre la alianza, también había ocultado la otra parte de lo que decía.

El primer día del viaje, ella se había mostrado nerviosa y sobre todo reacia a ir, al único al que no ignoraba era a Cavan, cosa que me ponía de mal humor. Con el bromeaba, a mí ni me miraba. Cada tanto recibía una sonrisa burlona de Wild, quien veía como miraba a ambos cómplices. Solo conseguí bufar ante las acusatorias de mi general.

Puede que estuviera un poco celoso, lo admitía. Pero no toleraba que ella me ignorara.

Por suerte, al segundo día la cosa se calmó, puesto que, al despertar, de un incómodo sueño ya que no nos habíamos detenido ni a descansar, Samira se encontraba dormida abrazándose a mí. En ese momento, no solo tuve que aguantar las burlas de Wild sino también las de Cavan.

Cuando se despertó, ella estaba desorientada. Al momento de decirle cuanto restaba del camino, su cuerpo se puso tembloroso y se rehusó a deshacer el abrazo.

Estaba visiblemente asustada y nerviosa, Wild y Cavan también se habían dado cuenta de ello pero, prefirieron ignorarlo y hacer como si nada.

Cuando entramos por las rejas del pasillo, Samira adoptó una postura peor, hasta su respiración se notaba agitada a leguas. Tampoco le diría nada tomando en cuenta toda la historia que debía de tener detrás de estos muros.

Una vez que el carruaje se detuvo, asentí en dirección a nuestros acompañantes, ellos hicieron caso bajándose y dejándome a solas con ella.

—Quiero quedarme un rato aquí —dijo con la voz entrecortada— quiero primero procesarlo, luego entraré.

—Está bien. Tómate el tiempo que necesites —susurré antes de darle un último beso para luego bajarme.

Cavan hablaba animadamente con Wild, mientras el segundo observaba todo analizándolo. De seguro buscaba un plan B por si algo salía mal.

Miré rápidamente el lugar, frente a nosotros se alzaba la entrada principal al castillo, a los costados del camino de entrada se hallaban únicamente jardines, no muy diferentes a los de mi palacio. Por un momento quise sonreír imaginando una pequeña imagen de la princesa jugando en aquellos lares.

Cristales Rotos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora