Capitulo 3.

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Naoto puso manos a la obra, comenzó a hacer y deshacer, tenia que darle lo que quería a Takemichi.

En unos meses había conseguido arquitectos, contratos, hizo un montón de cosas de manera legal.

Suspiro y tomo su teléfono para marcarle a Takemichi, este le contesto después de la quinta llamada.

—Voy para tu casa— Solo le dijo eso y colgó—.

Se levantó de la silla giratoria dispuesto a darse una ducha, pero ni bien dio dos pasos cayó desmayado contra el suelo.

Takemichi miro su teléfono confundido, creyó que le diría algo más, suspiro y tallo su rostro con sus manos, realmente no habia dormido en meses, bueno, no tanto así pues Mitsuya lo obligaba a dormir aunque fuera unas cuantas horas

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Takemichi miro su teléfono confundido, creyó que le diría algo más, suspiro y tallo su rostro con sus manos, realmente no habia dormido en meses, bueno, no tanto así pues Mitsuya lo obligaba a dormir aunque fuera unas cuantas horas.

Se dejó caer contra ese gran cuadro que estaba haciendo, era realmente enorme, media 15 metros de largo y 10 de ancho.

Giro la cabeza mirando de reojo a Mikey, puso su mano sobre la mejilla de este, no sabía ni como había logrado eso, esas lágrimas, esos tonos, todo, se dio la vuelta y se puso de rodillas, miró todo el cuadro.

Miro a Draken, Mikey, Baji, Pachin y Kazutora.

Era hermosa la sonrisa que todos se compartían, ese era el futuro que él les quería dar, era eso por lo que tanto había y seguirá luchando hasta lograr.

Sabía los sentimientos que había expresado en Mikey, era felicidad, tristeza y paz, creía que sería esa la expresión que pondrían sus amigos si se hubieran arreglado y hecho las pases, si Shinichiro no hubiera muerto y si Kisaki no hubiera matado a Emma.

Suspiro... Kisaki.

Se levantó y se acercó a un cuadro que había dejado volteado contra la pared, lo tomó y lo volteo, miró a Kisaki, no sabía si ponerlo en el museo, porque admitía que el menor había sido cruel en ciertos aspectos...

Pero también admitía qué, después de que este conociera a Shuji Hanma, había cambiado, su semblante era más relajado, se reflejaba la felicidad en sus ojos, no como antes que solo reflejaban ambición, enojo, frustración, no, todo había cambiado, su vida al parecer se había iluminado.

Miró más detalladamente el cuadro, acarició el lienzo hasta llegar a los ojos, esos ojos que trato de plasmar perfectamente y que logro hacerlo después de tres días pues no le gustaban sus resultados, hasta que encontró y les dio esa chispa que quería darles.

Sonrió y lloró, lloró y se abrazo al cuadro.

—Lo siento... Lo lamento tanto... Perdóname Kisaki— Se le quebró la voz al decir el nombre de aquel chico que lo había llamado héroe alguna vez—.

Se culpaba tanto de la muerte del rubio, si tan solo no le hubiera hablado, si tan solo lo hubiera dejado ir, aunque fuera le hubiera hablado cuando cruzara la calle... Pero no, le hablo y el camión, aquel maldito camión paso arrollando a Kisaki.

Otra Oportunidad - [AU. Tokyo Revengers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora