Capitulo 8.

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Takemichi se acostó en su cama, trato de olvidarse de aquel beso, aquella salida, esas palabras y esos recuerdos que no eran de él...

Pero es que me gusta Naoto, ¿Qué podría hacer para que yo le guste?—.

Negó y se sentó, golpeo su cabeza con las palmas de sus manos repetidas veces, no quería seguir recordando eso.

No quería, sin embargo su cabeza se lo repetía, como le había quitado la oportunidad de confesarse a su yo de ese universo, como le quito todo solo porque...

¿Por qué?, ¿Por qué estaba él ahí?, ¿Era realmente necesario ir a ese lugar?, ¿Por qué cuando él ya iba a arreglar todo?, Ya había ganado... Entonces, ¿Por qué estaba en ese lugar?.

Se encogió en su lugar, se abrazo a si mismo y sintió sus lágrimas caer de sus ojos, ¿Por qué estaba ahí?, Esa era la verdadera pregunta.

Al poco tiempo de estar llorando se durmió, en la soledad de su habitación, sin nadie ahí para él... Y realmente no había alguien que justo ahora pudiera ayudarlo...

No cuando nadie sabía ni siquiera la mitad de todo lo que vivió y todo por lo que está pasando.

Al día siguiente el rubio se levantó, saco un jugo de su refrigerador y sin saludar a nadie se encerró en su habitación, algo raro para todos ya que mayormente se la pasaba encerrado en su estudio

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Al día siguiente el rubio se levantó, saco un jugo de su refrigerador y sin saludar a nadie se encerró en su habitación, algo raro para todos ya que mayormente se la pasaba encerrado en su estudio.

El día siguió con tranquilidad, Takemichi comía a sus horas e iba por dulces de vez en cuando.

Todo era extrañamente normal, para Chifuyu pues Mitsuya estaba enfocado en sacar aquella mancha en el plato.

El pelinegro se levantó decidido a decirle a su compañero que cambiará esa cara y que les dijera lo que le sucedía, pero no pudo llegar a decirle algo cuando el teléfono sonó.

—¡Hanagaki-San!, ¡¿Podría atender?!, ¡Es que tengo las manos mojadas!— El mayor asintió y se levantó pasando de largo a Chifuyu, golpe bajo para este—.

El pelinegro fue lentamente hasta donde estaba Takemichi, solo lo escucho tener una charla completamente aburrida con Naoto para luego ver como una pequeña sonrisa aparecía en su rostro.

Eso fue raro... Algo sucedía ahí y él lo averiguaria.

Rápidamente se fue cuando vio como Takemichi colgaba y se daba la vuelta para irse.

Lo vio encerrarse en su habitación nuevamente, se sentó en el sillón que daba a la puerta de su compañero y espero.

Después de esperar toda una hora completa lo vio salir arreglado, bañado, con esa loción que le regalo en su cumpleaños y que no usaba mucho, entre cerro sus ojos, se veía malditamente bien.

Y pensar que esa misma persona hace unos minutos tenía una cara de mierda, con tremendas ojeras, sus ojos rojos y su cabello completamente desarreglado.

Otra Oportunidad - [AU. Tokyo Revengers].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora