CAPÍTULO 10

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—¿Cómo durmió?

—Bien —sonreí mirando a mamá.

—Bien —suspiro ella señalando a mis hermanos que se apresuraran a salir del departamento.

—¿Jules te digo algo?

—No, hija, tan solo suspiro preocupada y dijo que no le dejaras solo.

—¿Nada más? ¿No sabe porque puede haber estado así?

Mamá ladeo la cabeza recogiendo sus cosas, se paró en la puerta y acomodo mi cabello a un lado.

—Les he dejado el desayuno en la nevera, Hunter te puso unas prendas en su cama para que le dieras a Carter y bueno, cuídense ¿vale?

—Vale, mamá, gracias.

—Te amo, Roselyn.

—Y yo a ti —me acerque a darle un beso en la mejilla.

Mi familia entera se fue despidiéndose de mí. Tan solo había quedado yo solita en la sala mientras Chase continuaba durmiendo en mi habitación. Abrí la nevera para retirar el desayuno y luego me fui hacia donde el dormía para despertarlo.

Recosté mi cuerpo a su lado, pasé mis dedos sobre su mejilla. Dormía tan tranquilo que no sentía ni la luz de la mañana entrando por mi ventana.

—Chase —susurre haciendo una arañita en su brazo —. Chase, despierta. Chase...

—Uhm.

Sonreí de lado viendo que intentaba abrir uno de sus ojos pese a seguir durmiendo, volví a llamar su nombre y esta vez sí abrió los ojos posándolos sobre los míos. Había calidez, de la que me gustaba contemplar en él.

—¿Cómo estás?

—Mejor —sonrió acariciando mi mejilla.

Abrió los brazos esperando a que me recostara sobre él. Era algo que no iba a negarme a hacer. Acomode mi cuerpo sobre el suyo, rodee con una pierna las suyas y repose una de mis manos en su pecho escuchando los latidos acelerados de su corazón a cada roce de mi piel con la suya.

—Mamá dejo el desayuno.

—Gracias.

Asentí.

—¿Chase? —me quede mirándolo. Sus dedos jugaban con mi cabello —. ¿Quieres tomar una ducha?

—¿Contigo?

—Oh no, no, no... no.

Soltó una carcajada, supuse que estaba sonrojada porque en un instante ya me ardían las mejillas. Busque donde esconder mi rostro quedando con su pecho. Chase seguía riéndose provocando que revotara sobre él.

—Ve a ducharte, iré por el desayuno —dije poniéndome de pie —. Hay un cepillo de dientes en el lavabo. Papá eligió el azul porque le conté de tu raqueta...

Me arrepentí un poco de decir eso.

Seguro que se pensaba que hablaba de él todo el tiempo, lo cual era muy cierto, solo que no demasiado. Ugh, era un completo desastre y lo peor es que siempre me volvía un tomate andante cuando estaba con Chase. Cerré los ojos maldiciendo, el sonó una risita que me dejo descolocada.

—¿Qué es gracioso? —cuestione mirándolo desde la puerta.

—Nada.

Lo dijo tan suave que me hubiera desmayado de haber permanecido con los ojos en los suyos. Mi cuerpo se estremeció por completo en su intento de huir a la cocina.

Minutos después lo vi pasar a la habitación de Hunter, me enseño la toalla y el cambio de ropa. Asentí cuando vi que se trataba de las que mi hermano le dejo para escoger.

La chica del teléfono rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora