Kevin Álvarez
Estaba consciente que dije que nunca la dejaría porque nuestras manos encajaban a la perfección, tengo la lengua atada con dos palabras, maldición parecía que corriera en pensamientos que hacen doler mis pies porque la manera en la que nuestros cuerpos se entrelazaban al igual que nuestros labios era perfecta porque daría todo por intentarlo otra vez con Richelle.
Yo sabía que había cometido una estupidez, y también estaba consciente que tenía esposa, una hermosa esposa que había dejado en casa y yo había salido con la vaga excusa que iba a un desayuno de reconciliación con mi hermano.
Una pequeña mentira.
Porque yo me encontraba justamente hablando con Richelle, arrepintiéndome de haberle dicho que le quitaría a nuestra hija... Keira.
El nombre que le había escogido mi amada era demasiado lindo, y agradecía que podría combinar el nombre de su hija con el mío. Pero había dicho inconscientemente lo de quitarle a su hija.
Porque no era capaz. No iba a dejar a su hija sin madre, le partiría el corazón ver a su hija llorar porque no tenía a su mamá, pero cuando le dijo tenía demasiado miedo de no poder ver a su hija, porque quería conocer a su primogénita porque si sus cálculos no fallaban, Keira Álvarez había nacido antes que su difunto hijo.
Yo estaba consciente que había dejado sin habla a Richelle, quién ahora solo me miraba confundida, y es que solo mi familia sabía del fallecimiento de mi hijo.
—Siento tanto lo de tu hijo.—Murmura Richelle, luego de haberle contado a lo que me refería que no quería perder a otro hijo, porque moriría de tanta decepción, porque no había sido un buen padre.
—Él perdió la lucha, pero fue un gran niño, hice que sus cinco años de vida fueran buenos — Richelle asiente mientras quita unas cuantas lágrimas.
—Me moriría si le pasara algo a Keira—Murmura colocando una mano en su pecho, yo suelto un suspiro mientras colocaba una mano en su rostro.
—Quiero conocerla por favor — Yo coloco mi cabeza junto a la de ella para verla fijamente a los ojos, Richelle cierra sus ojos y suelta un sollozo.
—Yo te presentaré, todo con calma, no quiero que mi pequeña se altere, quiero que tome esto con calma porque se que no se lo voy a poder ocultar para siempre.
Yo acaricio su mejilla y asiento, ella abre sus ojos, suelto un suspiro y rogaba que lo que iba hacer a continuación ella no lo rechazara.
Muerdo mi labio para acercarme a ella lentamente y poder sentir sus pequeños labios chocar con los míos, Richelle pega un pequeño brinco cuando tomo su cintura, coloca sus manos en mis brazos y juraba que me iba a empujar, pero empieza a mover sus labios, está era mi amada Richelle.
—No más...— Dice ella para separar sus labios de los míos — No lo vuelvas a hacer por favor.
Ruedo los ojos.
Ella quería que lo volviera hacer.
—He dejado sola a Keira en el patio trasero, puedes pasar pero deja que yo hable primero.
Richelle abre la puerta y me deja pasar, me coloco detrás de ella y dejo de caminar al notar a la pequeña niña correr, mi corazón se encoge.
Era mi hija.
Richelle para de caminar al notar que yo ya no la seguía, suelta un suspiro.
—Todo estará bien.
—¿Y si... me rechaza?
—Es probable — dice indiferente.
La miro
—Richelle...
—Es broma — Ella empieza a reír, y ahora quedo encantado de ella.
¿Como demonios la había dejado ir?
— Anda camina.—Dice tomando su celular y camina hasta la puerta corrediza que daba hasta el patio trasero.
Aprieto mis manos, todo iba a salir bien, rogaba que todo saliera bien, porque no quería el rechazo de mi hija.
—Hola mami, has tardado mucho—Grita la pequeña dejando su peluche en el suelo y camina hasta Richelle que dejaba su celular en una silla. —¿Quién tocaba la puerta?
Y yo solo quería abrazar a mi familia.
Porque ambas eran mi familia.
1/3 🤍