Diego Lainez
Ella es tan hermosa y eso nadie podía negármelo, porque de solo ver a la señorita Márquez yo enloquecía mucho, y estaba tan enamorado de ella, y es que nunca había dejado de estarlo porque es un hermoso ángel amaba sus imperfecciones en cada ángulo, solo quería que supiera que Richelle lucía tan bien en su ropa Guess que le había obsequiado para la cena familiar de hace unos días.
Pero nada se comparaba cuando estaba desnuda.
Y podía sonar tan tonto en su mente cuando se expresaba de ella, y se podía avergonzar por lo anteriormente dicho, pero no le avergonzaba decir que estaba profundamente enamorado de su encantadora novia.
—Tengo algunas noticias.
Giro en mi asiento para colocar mi mirada en Rodrigo, alzo una ceja, le señalo la silla enfrente de mi escritorio y el asiente para sentarse segundos después.
— ¿Sucede algo?
—Algo así señor Lainez — suelta un suspiro lo que causa que me acomode más en mi asiento sin quitar mi mirada él.
—Cuando estaba dejando a la señorita Mendes a su trabajo note algo extraño, alguien no seguía —Mi ceño se va frunciendo poco a poco, eso no me gustaba para nada. —Fue cuando tome iniciativa y contacte a alguien cercano al investigador privado del señor Álvarez, es mejor prevenir que lamentar ¿No lo cree?
—Totalmente de acuerdo Rodrigo, ¿Álvarez tiene algo que ver con que sigan a mi novia?
Y hubiera dado todo por esperar otra respuesta que no fuera esa.
Kevin Álvarez
—¿Qué mierda que te sucede?— Óscar tira un sobre amarillo en mi escritorio que tomo a continuación confuso y Felipe me mira mal.
¿Desde cuando mis hermanos venían enojados conmigo? Alguna tontería por supuesto.
—Venía justamente entrando a tu casa, cuando el investigador venía igual, me pidió favor de entregarte esto que le encargaste porque tenía otra llamada del mismo caso que le mandaste hacer.
—¿Y mamá no te enseño a no revisar cosas que no son tuyas? — Me levanto de mi asiento con las fotografías en mi mano.
Me dirijo a la mesa en donde estaba mis bebidas, tomo una para llevarla a mi boca mientras la observo a ella, no podía negar que Richelle estaba demasiado hermosa, 26 años no le sentaban nada mal.
— Deja de una vez en paz a Richelle, ella sufrió por tu partida de mierda, ¿Puedes dejarla?—menciona Felipe alzando un poco la voz.
—Solo no la quiero ver cuando vaya a México, por mi Richelle se puede ir muy a la chingada, hermano ella ya no me importa.
—No, y por favor, quita ya esas fotos, Nailea se sentirá mal si vuelve a verla en fotos.
Óscar rueda los ojos, me quita las fotos, cosa que causa algo de enojo en mi.
—Esas fotos son mías, ¿Sabes con quién se dirigía el investigador?
Él deja las fotos en mi escritorio y tanto Óscar como Felipe se retiran.
Richelle Márquez
—¿Qué me estas diciendo exactamente?
Cruzo mis brazos viendo a mi novio, cuando realmente se estaba sintiendo cómoda con mi novio e hija, él regresaba.
—Cariño, Kevin mando a investigarte, con el propósito de no tenerte en la Ciudad cuando él regrese a pasar sus vacaciones con su familia y esposa.
—¿Que demonios le sucede? —Yo me apoyo en sus brazos, sintiendo la falta de aire.
Los recuerdos volvían, al igual que él, pero yo me sentía bien con Diego, quien me estaba ayudando tanto, Keira estaba cómoda con Diego, no podía regresar él, no podía enterarse que tiene una hija.
— Cúbrete—Miro extrañada a Diego, él me abraza mientras tomaba la canasta donde llevábamos las compras. Esta de nuevo allí.
Él comienza a caminar rápido junto a mi, y me siento morir por toda la adrenalina que cruzaba mi cuerpo.
—Oh perdonen — Diego aprieta mi brazo cuando chocamos con el señor -¿Le sucede algo a su amiga?
— Para nada — digo soltando un suspiro para ver al señor — Solo algo mareada, mi esposo y yo vamos algo tarde por nuestra hija porque vamos tarde a nuestro vuelo, pasaremos lejos nuestras vacaciones.
—Comprendo, pasen buena noche — Y el señor sin disimular saca su celular rápido para teclear algo y desaparecer de nuestra vista.
—Álvarez no nos va a destruir de nuevo, cariño, él no se tiene que enterar que Keira es su hija, que le digan que hice mi vida contigo ¿Te molesta? — susurro teniéndolo enfrente.
Diego acaricia mi rostro para inclinarse a mi y besarme, me siento morir ante su toque, era tan hermoso.
—Prometo que Álvarez jamás te volverá a destruir mi amor, seremos tú y yo.
— No me voy a ir a ningún lado, Kevin no me sacara de mi casa.
—Cariño, nuestras vacaciones serán acá, y serán hermosas.
Quien diría que serían las peores...