Richelle Márquez
Sabía que regresarlo a mi vida no iba a salir tan bien que digamos, sinceramente tenía terror cuando lo vi en la puerta de mi casa, pero había escuchado todo, lo vi derramando lágrimas por su difunto hijo.
Y no podía verlo llorar por que yo le prohiba que mire a su hija.
Pero el problema en realidad ya no era Kevin, por que había comprendido porqué no se lo dije y que estaba en su derecho en verla -las veces que quisiera- en mi casa y si Keira estaba de acuerdo, de hecho lo había tomado bien y estaba feliz por haber esperado tanto para que su padre llegara a casa.
El problema era Diego Lainez, mi novio y el cual me había pedido matrimonio hace una semana mientras veíamos la luna en un hermoso cañon, tomándome por sorpresa.
Sabia de antemano que a Diego no le iba a gustar saber que Kevin Álvarez ya estaba uniendo su lazo paternal con mi hija.
Algo tonto. Yo sabía cuanto amaba a mi novio, por que estaba eternamente agradecida de lo mucho que me ayudo cuando Keira estaba apunto de nacer, quizás tomando el papel de padre de mi hija, pero yo estaba consciente que el padre era Kevin.
—¿Estás bien?
Levanto la mirada de mi taza de chocolate para ver a Sofía mirarme desde la puerta de la cocina.
—Uh ¿Qué?
Dejo la taza en el fregadero para girarme nuevamente a ella.
—Has estado así desde que Diego llamó, ¿Te dijo algo por que Kevin esta en casa?
—Es que... él no lo sabe.—Ella se sienta y yo me siento enfrente de ella. —Juraba que mi hija iba a decir el nombre de Kevin, sin embargo solo le dijo que estaba feliz y corrió hacía Kevin nuevamente.
—Y tú inmediatamente entraste a la cocina.
—Si, él me dijo "Los tíos ¿no?" Y yo solo murmuré un si, no podía decirle que Kevin había regresado y que Keira ya sabía quien era su padre.
—¿Sabes qué debes de decírselo, no?
Pero no podía simplemente decir: "Amor ¿Adivina qué?, Kevin regreso y ya conoce a Keira y ella no para de sonreír estando con su padre."
—Lo sé Moni, lo pienso hacer mañana al terminar la cena de noche buena.
—Uh si sobre eso... cariño.
Mónica deja de hablar cuando Kevin y Keira entran de la mano a la cocina y sonríen viéndome.
¿Por qué son tan hermosos?
—¡Cenaremos mañana con la familia de Kevin, mami!
—¿Qué?
—Quería pasar navidad con mi hija, no se si podrían llegar mañana a casa.
—Kei... amor tenemos la cena con Diego .
—Puede venir también.
Los cuatro quedamos en silencio, yo miro fijamente a Kevin , era imposible que fuéramos a esa cena.
—Preciosa, ¿Quieres ir a pedirle a tu tío Luis que salgamos a comer algo?
—Si por favor, ¿Puedo ir, mami?
—Por supuesto cariño, con cuidado.
Mi hija se despide de Kevin para salir con Mónica y minutos después la puerta principal se cierra y quedamos solamente los dos.
—Eres un idiota.
Frunce su ceño.
Él se cruza de brazos, ruedo los ojos.
— ¿Por querer pasar una fecha tan bonita con mi hija y contigo?
—Nos estábamos entendiendo tan bien. Tengo una cena con Diego, Kei y yo debemos de estar junto a él.
—Nosotros tres débenos de estar juntos, amor.
—Deja de decirme amor, Kevin. Tienes a tu esposa esperándote y tengo una pequeña pregunta ¿Qué le dirás a Nailea ? ¿O negaras Keira ante ella?
—Vamos a pasarla juntos, Richelle.
—La respuesta sigue siendo no.
—¿Has pensado en intentarlo de nuevo?
Mi corazón empieza a palpitar demasiado rápido ante sus palabras, ¿Intentarlo de nuevo?.
—¿De qué hablas?—digo incómoda.
—Tú y yo, duh.
—No hay eso, Kevin.
Él rueda los ojos para acercarse a mi, toma mi mano y me levanta para quedar enfrente y juntos, muerde su labio y coloca una mano en mi mejilla.
—Tú ganas, no será con mi familia pero... ¿Podríamos pasar navidad solamente los tres?
Cierro los ojos mientras siento nuevamente sus labios acercarse a mis labios, él los mueve levemente rozándolos y los une por fin.
Me sentía morir ante su toque, por que era él.
—Basta...— susurró mientras coloco mi cabeza pegada a la de él. —No hagas más difícil esto por favor.
—Solo necesito que los tres estemos juntos, no las he tenido conmigo casi ocho años, por favor.
—Pero Diego...
Kevin acaricia mi mejilla y besa nuevamente mis labios.
—Va a comprenderte y podrás hablar con él, el veintisiete de diciembre a nuestro regreso.
Muevo la cabeza confundida, que era todo lo que me estaba diciendo el castaño.
—¿No solo cenaremos?
—Estaba pensando en pasar navidad en Nueva York ...—sonrió— He comprado los boletos está mañana.
—No podemos hacer esto.
Él sigue sosteniendo mi mano y la acerca lentamente a su boca, para depositar un beso en mi mano.
—Solo nuestra hija, tú y yo.
Debía de pensar esto realmente bien, no podía hacerlo por que tenía novio, pero realmente no iba hacer nada malo, iba con mi hija y mi ex novio quién es padre su hija, ya no habían más sentimientos encontrados.
Podría Diego pasar navidad con sus padres, los tíos de Keira lo iban a tomar bien e incluso mis padres y la madre de Kevin .
Solo le ruego a Dios no estar cometiendo el más grande error.
—¿Entonces...? - Muerdo mi labio y lo miro a los ojos, solo rogaba no equivocarme.
Por que en lo único que puedo pensar es en la felicidad de mi pequeña... nuestra pequeña hija.
—Estaremos acá el veintisiete Álvarez, ni un día más.
La sonrisa de Kevin se hace cada vez más grande, toma mi rostro en sus manos y me besa.
Y es que amaba su jodido toque en mi, carajo.
—Buscaré a Luis y a nuestra hija, arregla sus maletas y yo pasaré a las cinco por ustedes.—Toma mi mano para llevarla a su boca y depositar un beso en ella, mis mejillas se tornan de un color carmesí, él ríe para salir de mi casa, con una hermosa sonrisa.
"Te he estado extrañando, ansío estar con ustedes mañana, antes de que despierten estaré con ambas."
Mi respiración se contrae y dejó caer el celular, miro mi cama en dónde se situaba una pequeña maleta con pocas de mis prendas.
Realmente esperaba no estar cometiendo errores, porqué no quiero romper corazones, y menos el de mi amado Diego.