La noche era la enemiga de Wanda.
La noche era cuando pasaba demasiado tiempo consigo misma, donde no había ruido más que el de su cabeza y simplemente se encontraba ella con sus pensamientos.
Pietro estaba dormido, su madre también y ella tenía insomnio.
Wanda se levantó frustrada de su cama en medio de la madrugada, dirigiendose al baño sin razón alguna.
Al encender la luz miró su reflejo en el espejo. Su cabello estaba desordenado y círculos oscuros comenzando a formarse debajo de sus ojos.
Gimió con cansancio sin querer ver más allá de su físico y comenzó a buscar en los cajones debajo del lavabo alguno de los somniferos que usaba su madre para poder dormir.
Su atención se desvío hacia la esquina del cajón más grande, en el que habitaba cubierto de polvo y residuos una balanza para medir el peso la cual no había sido utilizada desde hace casi año y medio.
Wanda miró desde el medicamento frente a ella llamado "Stilnox" hasta la balanza a unos metros de ella.
Se maldijo por dentro al ser tan débil.
Maldijo tener una enfermedad mental que le causara esto.
Así que lo primero que hizo fué tomar la caja de pastillas con su mano izquierda y con la derecha tomó la balanza.
Se levantó de su anterior posición y mientras tomó la pastilla sin necesitar agua para pasarla se subió encima de la balanza respirando con dificultad y con miedo de leer el resultado.
Sus manos se sentían sudorosas pero simplemente bajo la mirada con atrevimiento y leyó el peso marcado.
'58,7kg'
Su respiración se detuvo por un momento. Pudo deberse al efecto de la pastilla en su sistema, o simplemente por el hecho de que había aumentado cuatro kilos.
Se bajó de la balanza, tambaleando y obligandose a sostenerse del lavabo para no caer.
— Mierda...
~*~
Su madre se encontraba en la cocina la día siguiente preparando el desayuno para Wanda.
Wanda, quién estaba sentada en el mostrador observó las maletas del equipaje que se encontraban en la entrada principal con la mirada pérdida.
— ¿Segura que estarás bien mientras no estemos? — La voz de su hermano la hizo sobresaltar de dónde estaba sentada y se giró para mirarlo parado con los brazos cruzados apoyado en el marco de la puerta.
Wanda se encogió de hombros.
— Es las oportunidad de tu vida, estarás aquí tan pronto que ni me daré cuenta que te fuiste. — Wanda le sonrió a Pietro.
Su relación había mejorado desde que la felicidad de Wanda había aumentado gracias a sus amigos y su relación con la vecina de al lado. Ahora habían menos discusiones, menos peleas y había más confianza el uno con el otro. Finalmente ambos se estaban convirtiendo en lo que todo el mundo esperaba que fueran.
Pietro asintió y se acercó hacia ella dejando un beso su cabeza de forma protectora.
— Sin fiestas, y siempre utiliza protección. — Pietro susurró en su oído.
Wanda hizo una mueca de asco y lo empujó con fuerza lejos de ella.
— ¡Eres un asco! — Wanda se quejó fingiendo tener escalofríos.
Pietro lanzó una carcajada y volvio hacia sus asuntos en la sala.
La sra Maximoff dejó el envase de la comida en el mostrador frente a Wanda y se apresuró a correr hacia la entrada principal luego de escuchar el sonido del claxon del taxi.
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TODAVÍA LA RARA | Wandanat. #2 ©
Fanfic¿Qué pasó con las vidas de Wanda y Natasha después de la boda de Iván Alianova?. Secuela de 'La Rara' siguiendo los eventos del primer final alternativo.