Bear Mountain.
Allí había sido su última cita, en pleno atardecer. Dónde sus sonrisas decían más que las palabras.
Ahora, en éste lugar. Creía que estaba en Bear Mountain. Pero el cielo es oscuro, incluso el fondo. Sin embargo, el río y el césped aún conservaban su color.
Natasha caminó por el sendero llegando hasta donde ella y Wanda habían estado perfectamente bien juntas por última vez. Pero extrañamente, sentada de espaldas en el césped estaba ella.
— ¿Wanda? — El nombre esbozó de sus labios sintiéndose dulce al chasquear su lengua.
Wanda no se giró simplemente mantuvo su mirada en el agua frente a ella.
— ¿No es hermoso? — Wanda murmuró de forma pensativa. Natasha llegó hasta ella tomando haciendo a su lado.
— ¿Qué es hermoso?
— El dolor. — Wanda bajó la mirada hacía el césped. — Y su transformación.
La pelirroja miró como se escapaba una lágrima solitaria del verde de los ojos de la Sokoviana quien miraba perdidamente hacia abajo.
— No entiendo dónde estamos, Wanda...
Wanda sonrió débilmente.
— ¿Dónde quieres que estemos? — Wanda preguntó, girando su cabeza en su dirección, mirándola a los ojos. Natasha por primera vez pudo ver la mirada rota de su ex novia viendo a través de ella fijamente.
— No lo entiendo. — Natasha frunció el ceño sintiéndose pérdida e inútil.
— No lo harías. No pertenece a éste lugar.
— ¿A qué lugar? ¿Qué es éste lugar, Wanda? — insistió con desesperación tomándola de los hombros.
Ella tan solo sonrió con lágrimas gruesas formandose en sus enormes ojos.
— Despierta. — Wanda susurró con fuerza.
Natasha se despertó de golpe incorporándose en su cama buscando el aire para llenar sus pulmones. Instintivamente miró a través de su ventana para ver la de la habitación de Wanda, llevándose la decepción de que aún seguía cerrada.
¿Qué había significado ese sueño?
~*~
Wanda salió de su entrenamiento alrededor de las dos de la tarde. Cambió su horario de hoy al turno de la mañana aprovechando su suspensión. Hoy había ido relativamente bien, su oponente en las prácticas era una hábil luchadora, y Wanda tuvo pocos problemas para defenderse debido a su desconcentración.
Hoy tenía que caminar sola a casa y en parte se sentía agradecida de que su madre y Pietro no estuviesen allí para escuchar que la habían suspendido durante tres días del colegio por meterse en una pelea.
Optó por tomar el atajo hasta su casa para no toparse con los estudiantes del colegio que salían a ésta hora. Especialmente con Natasha ya que no quería verla en éste momento.
Wanda colocó sus auriculares sobre sus oídos reproduciendo 'Hallucinogenics' intentando sacarla de sus pensamientos.
Su corazón estaba roto, y ella estaba enojada consigo misma por permitirse amar tanto a una persona como Natasha. En el fondo todavía quería creer que la conocía y que estaba arrepentida, porque al fin y al cabo estaba enamorada de ella. Pero el corazón de Wanda no podría resistir tantas decepciones por su parte.
Estaba tan inmersa en sus pensamientos que no se dió cuenta que su pie golpeó una piedra frente a ella haciéndola caer de frente hacia el suelo golpeando su mentón contra el duro cemento debajo de ella.
— Ugh, mierda. — Wanda murmuró adolorida intentando a levantarse colocando su mano en su mentón sangriento.
— ¿Necesitas ayuda? — Una voz masculina resonó en sus oídos del otro lado del callejón.
La cabeza de Wanda se disparó en su dirección tensandose rápidamente por la sorpresa.
— No. — Wanda espetó con amargura poniéndose de pie dando media vuelta para salir del otro lado del callejón solo para encontrarse con una chica y un chico esperando del otro lado.
— ¿Esto es tuyo? — La chica señaló el anillo que Natasha le había regalado en el suelo. Debió haberse caído cuando tropezó.
— Sí, devuelvanme eso. — Wanda extendió su mano esperando que colocarán el anillo sobre su palma.
El primer chico rió.
— Sostenganla.
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TODAVÍA LA RARA | Wandanat. #2 ©
Fanfic¿Qué pasó con las vidas de Wanda y Natasha después de la boda de Iván Alianova?. Secuela de 'La Rara' siguiendo los eventos del primer final alternativo.