Capitulo 18

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— Está bien, primero: quiero que creemos un ambiente de confianza. Sé que es difícil después de todo pero necesito que confíes en mí en éste momento. ¿Entiendes eso? — Natasha murmuró cuidadosamente llegando hasta la encimera de la cocina para dejar el vaso de jugo de naranja frente a ella.

Wanda se encogió de hombros.

— Confío en tí con respecto a esto.

Natasha sonrió con una pequeña sonrisa cansada esperando que hable.

— No recuerdo cuándo ocurrió todo éste problema con el peso... Pero recuerdo haber estado feliz durante la recuperación, era complicada pero al menos me sentía más sana y más capaz de hacer cosas. Quizá nunca hubo un porqué de cómo comenzó, la inseguridad simplemente la creé yo por mi cuenta.

Natasha se quedó en silencio un rato esperando que continuara.

— Soy dependiente de las personas, quizá no lo parezca, quizá parezco una persona sin sentimientos porque es lo que demuestro a las personas como los idiotas del colegio. Pero soy extremadamente sensible, no me importa lo que piensen de mí, jamás lo ha hecho, pero me importa lo que ocurre con las personas a mi alrededor.

Natasha bajó la mirada.

— ¿Recaíste por mí?

Wanda la miró en silencio.

— ¿Quieres que te diga la verdad?

Natasha se quedó en silencio sin poder mirarla a los ojos.

— Sólo dilo...

— No, no recaí por tí. — Wanda respondió con seriedad. — Recaí cuando aún estaba contigo, recaí cuando estábamos en el mejor momento de nuestra relación, recaí cuando fuí más feliz que en cualquier otro momento en mi vida.

— ¿Entonces qué ocurrió? ¿Por qué mi amor no fué suficiente para mantenerte a salvo? — Natasha insistió.

Allí estaba de nuevo, la carta de perrito que Wanda tanto odiaba en ella. Porque esa cara de perrito la hacía vomitar sus sentimientos.

— Sentí no merecerlo. — confesó en apenas un susurro. — En realidad fué una tentación de momento, tenía insomnio, debajo de los somniferos estaba la balanza del peso. Intenté no ceder ante la tentación pero la tomé y vi todo el peso que había subido. No recordaba lo atemorizante que era ese sentimiento, siempre he sabido que la recaída eran las peores pero ésta simplemente... Vino acompañada con mucha cosas...

— Hablame de eso. — replicó.

Wanda tomó una breve respiración antes de tomar un poco del jugo que Natasha había preparado.

— Tengo toda ésta presión en mis hombros por el torneo de karate. Luego los exámenes, todo el drama en el colegio provocado por el idiota de Tony y por tí, Pietro se fué de gira, estudio con mi competencia de Karate la cual por cierto me odia. Y estoy completamente sola en ésta casa del demonio.

— Déjame decirte algo. — Natasha se volvió hacía ella. — Eres perfecta de la forma que eres, tu peso no te define como persona, tampoco un torneo de karate y muchos menos unas calificaciones. Tony es eso, un idiota y yo... — Natasha suspiró avergonzada. — Yo soy Natasha, cometo errores y actuo como niña de siete años. Valkyrie es una psicópata obsesionada que simplemente busca problemas con todos a su alrededor. Suena muy fácil decirte que no hagas caso a ninguna de las razones que te hacen sentir mal, porque obviamente no es así. Pero necesito que entiendas que pase lo que pase, mereces estar sobria y mereces comer, no dejes que ninguno de nosotros te quite eso.

Wanda se volvió y miró hacia abajo.

— No tienes que mentir para no herir mis sentimientos, Natasha.

— No estoy mintiendo. — Natasha frunció el ceño.

— Para alguien que miente con mucha facilidad... Es muy difícil de creer.

— Nunca menti sobre mis sentimientos. — Natasha respondió con seguridad. — Jamás mentiría sobre mis sentimientos, nunca te dije mentiras sobre lo que me pasa contigo tampoco te he ocultado nada. Yo te...

— No digas que me amas. — Wanda la interrumpió. — Por favor no digas que me amas, no después de todo lo que pasó, no lo hagas ahora. No quiero escucharlo, tuviste meses para decirlo... Éste no es el momento.

Natasha tragó en seco.

— Tienes razón, éste no es el momento. — Natasha le dió la razón. — No es momento de recriminar, ni a mí ni a tí. Tú eres más importante que cualquier persona en el mundo en éste momento.

Wanda rodó los ojos

— Hey, no hagas eso. — Natasha la señaló acusatoriamente. — Debes tomarte en serio lo que está pasando. Dime lo que quieres hacer a partir de ahora.

Wanda dejó en vaso del jugo en la encimera de la cocina, enredó sus manos en su cabello con frustración.

— No le digas nada a Pietro y a mamá.

Natasha frunció el ceño.

— ¿Cómo puedes pedirme eso?

— Me diste dos opciones para elegir, elegí la primera pero en ninguna de las dos incluía a mi familia así que eso lo decido yo. — Wanda la miró seriamente. — Te prometo que no haré nada más, ¿Quieres llevarme a terapia? Llévame a la puta terapia, ¿Quieres llevarme con un especialista? ¡Bien! Pero no menciones lo que ocurrió, no menciones nada de lo que viste en ese baño.

— Creí que ya habíamos pasado la etapa de las amenazas.

— Y yo creí que ya habíamos pasado la etapa de las apuestas pero miranos aquí.

Natasha se recargó contra la silla detrás de ella cruzándose de brazos, analizando los ojos de Wanda.

— ¿Es por miedo a su reacción o todo esto se trata de enfrentarte a Valkyrie en el torneo? — Natasha inclinó la cabeza acusatoriamente. — Pietro y Iryna te conocen a la perfección, no hay nada oscuro de tí que ellos no sepan. Entonces, dime. ¿Estás decidiendo callarte porque sabes que si hablas te prohibirán competir?

El rostro de Wanda permaneció en blanco, sin emociones.

— Falta una semana para el torneo, no lo voy a echar a perder ahora.

— Tu obsesión va a matarte. — Natasha siseó entre dientes. — ¿No te das cuenta que toda ésta rivalidad entre Valkyrie y tú es una trampa de ella? ¿Cuándo te volviste tan competitiva? Jamás actuaste así con María.

— No sé si es una trampa de ella, y no me interesa cómo actué antes. Ya no tenemos dieciséis años, Natalia. Ya no dejaré que me sigan pasando por encima, sé que todavía soy la rara del colegio pero estoy cansada de serlo. No porque crea que ser yo está mal, sino porque estoy harta de las personas susurrando a mis alrededores, necesito cerrarles las putas bocas a todos.

— Entonces házlo.

TODAVÍA LA RARA | Wandanat. #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora