EL AMOR PROHIBIDO DEL PRINCIPE.

te debo contar algo.(Náyade)

A escasos minutos de que empezará la ceremonia esperaba poder ver a mi mejor amiga Náyade, ella es una hada princesa guerrera del reino de fuego, ella cuando era una pequeña niña tuvo que irse de su casa por qué antes de que los 4 reinos firmarán el tratado de la ORU (Organización de los Reinos Unidos), la nación de la tierra había atacado a el pueblo de fuego dónde ella vivía, por lo cual ella vino al reino de agua a buscar refugio donde mi padre Rodrigo tercero se lo concedió donde fue criada como mi hermana y su fortaleza hizo que fuera la primera y única mujer en toda la historia de este maravilloso mundo que ha estado dentro de el ejercito.

-Estas listo para recibir tu corona- dijo Náyade mientras caminaba hacia mi.

-A decir verdad, estoy algo nervioso- dije mientras todo mi cuerpo temblaba.

-Relajate sea lo que llegue a pasar estaré ahí apoyándote amigo- afirmó para darme más confianza

-Tienes razón- dije mientras también suspiraba en señal de alivio.

-Aun que Náyade hay algo que quiero decirte- le susurre al oído para evitar nos escucharan.

-¿Que paso?- pregunto intrigada.

-Es solo que con con lo de buscar a mi mi alma ge gemela- dije con tartamudos.

-Que sucede con eso- me preguntó.

-Pues no estoy tan seguro de si podré encontrar a una chica que me haga sentir feliz y completo- se lo dije con un tono triste.

-Relajate apuesto habrá miles de princesas que estarían encantadas de ser tus esposas, solo mírate eres rubio, alto y con ojos azules, sin mencionar que amas a los animales y eres justo con todas las criaturas de los bosques de hielo que están cerca del reino de aire, recuerdas ahí fue donde conocimos a Alejo- Respondió para intentar levantarme el ánimo.

-es cierto como olvidar el día que conocí a mi mejor amigo- conteste con seguridad y firmeza.

-Gracias Náyade no se que haría sin ti, aún que todavía te quiero confesar algo- volví a reprimir mi entusiasmo.

-Entonces habla ya no tenemos mucho tiempo antes de que tengas que llegar a la ceremonia- dijo un poco apresurada.

-Es solo que... a mí...- no sabía cómo decírtelo sin que se sobresaltada.

-habla ya- un poco emocionada por lo que llegara a ser lo que le diría.

-lo que pasa es que a mí.... a mí... A mí me gusta Alejo- lo solté de golpe tratando de no gritar.

-Disculpa que dijiste- respondido un poco confundida.

-Dije que a mí me gusta Alejo- repetí para dejarlo claro pero a la vez nervioso por lo que respondiera ella.

-Jaja a eso sí ya lo sabía- dijo entre risas.

-¿Qué como que ya sabías?- pregunté angustiado.

-Si, crees que no me daba cuenta como lo veías cuando jugábamos o como te pones cuando estamos con el y por cierto la última vez que tuvimos una pijamada tu y yo te quedaste dormido y no parabas de decir “Alejo besame"- respondido con un tono más relajado.

-¿Y tu crees que el también lo sepa?- pregunté alterado.

-no creo los hombres son muy tontos como para notar eso- me dijo para intentar tranquilizarme.

-confiare en ti pero oye, porfavor te pido que no le digas nada a Alejo de lo que acabamos de platicar- le rogué casi de rodillas.

-tu tranquilo, además no crees que si quisiera decirle algo ya lo habría hecho antes- me dijo riendo.

- tienes razón- conteste mientras nos fuimos caminando al gran palacio para recibir ya mi corona.

-Una cosa más sabes que te apoyo si quieres estar con Alejo pero recuerda que eso implicaría que ambos perdieran su don, ya que el viejo roble de la magia dice que ese es un pecado del cual debe ser castigado de la peor forma y esa sería perder tu don que recibas hoy- me advirtió un poco exaltada.

-No te preocupes, en primera eso no me importaría porque lo amo y en segunda nunca sucederá porque Alejo nunca se enterará de esto- le contesté para calmarla.

-¿Que es de lo que no me debo de enterar?- pregunto Alejo mientras se acercaba.

Se miraron y no supieron que decirle hasta que...

Si quieres saber que paso después no te pierdas el próximo capítulo de esta gran historia de amor prohibido entre Rafael y Alejo.