Capitulo 11: Arco del Desierto. Primera parte.

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Nota del autor:
Disculpen la tardanza, tuve problemas para volver a hacer el episodio (ya que eliminé por accidente el borrador) y con ello tuve que enloquecer para intentar volver a escribir algo con lo que me sintiera cómodo.

Hoy sale la siguiente parte:
                                                       Templo del espíritu.

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¿Qué?.... ¿Dónde? — balbuceo, más sus labios secos y partidos le impedían seguir hablando, su piel caliente y su frente sudada le advertían el estado de su cuerpo.

Observo su alrededor, era una tienda de campaña con una pequeña hoguera encapsulada con piedras, tenía un caldero que parecía hervir, la tienda contaba con telas de colores blancos y cafés, paredes o techo, y en la esquina contraria estaban sus cosas.

'''¿Dónde estoy?''' — se pregunto mientras una de las paredes se abría.

— ¡Oh! Ya despertaste... será mejor que no caigas dormido — advirtió revelando de quién se trataba, en cuanto lo hizo dejo petrificado a Henri.

Intento levantarse pero fue inútil estaba atado de hombros para abajo a aquel camastro improvisado.

Buena energía, guárdala la necesitarás — comento mientras se acercaba a corroborar el fuego.

'''¿Nabooru?...'''

¿Sabes? No mucha gente sobrevive en el desierto, y todavía menos siendo niños — dijo la Gerudo. — pero sabes que es más extraño, estos dibujos son... curiosos — agrego sacando la libreta del niño y hojeandolo muy cerca del fuego.

No era necesario explicarlo, esto era importante, de lo contrario no lo cargaría. Ahora iniciaba el interrogatorio.

¿De dónde vienes niño? — espero un tiempo pero al no recibir respuesta acercó el libro al fuego.

Bosque Kokiri — admitió con la voz seca.

La Gerudo se levantó de inmediato para darle de beber, más de lo que podía tomar, viendolo de forma despectiva tanto que parecía tener la intención de ahogarle.

No vuelvas a mentirme — le advirtió después de quitar la cantimplora bruscamente, con la seriedad digna de un asesino.

Kgh, no miento, soy del bosque Kokiri- replicó entre exhalos.

La Gerudo reaccionó violentamente a esa respuesta golpeando un riñón del chico. — ¡Mientes! — aseguró.

Escupió un poco del agua antes de asegurarle — ¡No es mentira! -

Otro golpe cayó, ahora en el estómago del chico— Escúchame bien, hace años visitamos esa aldea maldita, nunca olvidaré los ojos de aquellos oriundos de ese clan.

A pesar de querer jugarle que no sabía lo que decía no podía hacerlo de inmediato ya que ese golpe le quitó el aire.

¡¿De qué hablas?! —pregunto extrañado.

¡No juegues conmigo niño de marca sangrienta!, el ojo carmesí delata tu ascendencia. — contesto

No entiendo de que estás hablando, mis ojos son Azules. — Aseguró el infante, después de todo, eso fue lo primero que vio en su reflejo apenas llegó a este mundo.

La Gerudo se hartó de la situación, y le cortó con su daga el hombro muy levemente, ahora estando ensangrentada apunto a los ojos del chico.

¡Mis ojos son azules! ¡Azules! ¡Son azules! — contesto alterado y viendo cómo el arma apuntaba a su cabeza cerro los ojos.

Un Estudiante desesperado en un juego. En Tloz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora