𝗦𝗚 ☨ CHICA GORRIÓN.
Donde una pelirroja de ojos heterocromicos especiales y superpoderes inimaginables, es condenada a reevivir su adolescencia cuando una misión secreta sale mal.
Sin imaginarse que años después, una familia disfuncional traería c...
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LAS ALARMAS comenzaron a escucharse dentro de la academia, cosa que no pasó desapercibida por los hermanos que habitaban allí, y caminando hacia la sala de estar con actitud desafiante, le plantaron cara al nuevo problema.
—Otro error —les dijo su padre a los desconocidos—, esta, es la academia sparrow.
Y cuando finalizó la frase, todos voltearon a verlos.
Ben, quien acababa de bajar las escaleras, fue el primero en hablar:
—Papá, ¿quienes son estos idiotas?
—Mierda...
—Ben.
Alessandra dirigió su mirada al chico que acababa de decir el nombre de su hermano, y frunció el ceño al ver su extraña vestimenta.
El más grandote avanzó entre ellos con una mirada llena de incredulidad.
—¿De verdad eres tu?
—¿¡Y quienes son los raros del balcón!? —gritó otro de ellos, lo cual molestó a la pelirroja.
—Son los sparrow —volvió a hablar Reginald, lleno de orgullo—, mis hijos.
Hubo unos segundos de silencio después de aquello; Sloane puso su mano encima del hombro de Alessandra, quien sintió su nerviosismo.
—Disculpa, ¿a qué te refieres con que son tus hijos? —preguntó el adolescente de pantalones cortos—, eso no es posible, viejo.
Los chicos en el balcón se miraron brevemente antes de bajar, llegando rápidamente al lado de su hermano.
—¡Claro que si! —exclamó su padre—. Creo que yo lo sabría, ¿no?
—Todos pueden ver a Ben, ¿cierto? —preguntó el chico del sombrero con una sonrisa, señalandolo.
—Lindo sombrero —se burló el mencionado.
—Se llaman a sí mismos la academia umbrella —les informó Reginald—, un grupo de integrantes y pérfidos insatisfechos que me abordó en el otoño de 1963 cuando estaba en Dallas por negocios.
La pelirroja, quien estaba atenta a los movimientos del extraño adolescente, se extrañó un poco al notar como éste dirigía su mirada hacía un maletín que se encontraba cerca.
Y cuando el chico la miró por primera vez, Alessandra le sonrió con inocencia.
—... les advierto que dicen ser mi prole.
—¿Dicen? —habló una de las chicas de la supuesta academia—. Cinco, ¿qué diablos está pasando?
El mencionado, que ahora sabían que se llamaba Cinco, apartó la mirada de la pelirroja para dirigirla a la mujer.
