𝗦𝗚 ☨ CHICA GORRIÓN.
Donde una pelirroja de ojos heterocromicos especiales y superpoderes inimaginables, es condenada a reevivir su adolescencia cuando una misión secreta sale mal.
Sin imaginarse que años después, una familia disfuncional traería c...
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ALGUNOS MINUTOS después; Diego, Stanley, y un chico de cabello largo llegaron a donde estaban bebiendo.
—¡Oh por Dios! —exclamó, mirando a los dos adolescentes en la barra—. ¡Me hiciste caso, hermanito! —corrió hacia donde se encontraban, observando con emoción a una chica completamente confundida.
—Déjala en paz, Klaus —advirtió Cinco.
—Verás...
—Alessandra.
—Verás Alessandra, aquí mi encantador, brillante y guapo hermano se fijó en ti desde que te vio —ignoró olímpicamente las amenazas del pelinegro—, y yo le aconsejé, que fuera a buscarte.
—¿Ah si? —la pelirroja miró al chico con diversión, quien miraba furioso a su hermano.
—¡Pero claro que si! ¿Verdad, Cinco?
—Sí sigues diciendo cosas como esas, voy a...
—¿Qué te pasó? —la menor decidió cambiar de tema antes de que su compañero de misión terminara, fijándose en la sangre de su bata.
—Solo un disparo de arpón en el pecho. No es gran cosa —el hombre se distrajo, tomando una botella de whisky.
—¿De qué hablaron? —habló Diego con curiosidad.
—El universo se está acabando y todos moriremos —resumió Lila.
De repente, una nueva onda sacudió el lugar, esta vez, desapareciendo a todos los que se encontraban en el hotel.
—¿Qué demonios fue eso?
—Una onda kugel...
—Esto está empeorando —comentó Alessandra con una risa nerviosa, tomando otro trago de su vaso.
—¿Cuánto nos queda? —preguntó Viktor.
—A este ritmo, si tomas en cuenta...
—¿¡Cuánto queda, Cinco!? —exclamó Luther, evidentemente igual que los demás.
—En cuatro o cinco días, acabará con la existencia.
Todos se quedaron en silencio después de tal oración, el saber que te quedaba poco tiempo era aterrador.
—Debimos darles a Harlan —dijo el grandote segundos después.
—Luther...
—¿Qué hay de Harlan? —interrogó Diego.
—¿Quién es él? —le susurró la pelirroja al adolescente.
—Luego te explico —respondió el pelinegro—. ¿Quieres tomar algo más? Ya casi no queda nada en tu vaso.
