𝗦𝗚 ☨ CHICA GORRIÓN.
Donde una pelirroja de ojos heterocromicos especiales y superpoderes inimaginables, es condenada a reevivir su adolescencia cuando una misión secreta sale mal.
Sin imaginarse que años después, una familia disfuncional traería c...
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DIEGO PISABA CON fuerza el acelerador, contaban con muy poco tiempo para detenerla la Purga, y eso los estaba carcomiendo por dentro.
Alessandra, sentada en el último asiento junto a Klaus, se obligó a guardar su dolor, pensando únicamente en su hermano Ben.
Había confiado en ella para llamarla, y esperaba no decepcionarlo.
Llegaron al enorme edificio en menos de diez minutos, se trataba de una plaza comercial, la cual se encontraba rodeada por cientos de personas y la unidad de asalto de Reginald. Era una locura, hace mucho que la pelirroja no observaba un movimiento tan grande como este.
—Eso no se ve bien —comentó Luther en voz alta, era obvio que no podrían entrar por la puerta principal.
—Retrocede —Allison palmeó el hombro de Diego, llevando la vista hacia atrás—. Escondámonos en el callejón.
Pero la ban avanzó hacia adelante.
—¿Qué haces? —se quejó la morena al instante.
—Qué retrocedas, idiota.
—¡Eso intento! —Diego movió la palanca con desesperación, la camioneta no se detenía—. Pedazo de porquería.
Golpeó la radio, y baby shark comenzó a escucharse por las pequeñas bocinas.
—¿Qué estás haciendo?
—¡Diego, frena! —exclamó Alessandra con rapidez, aferrándose al sillón cuando vio que iban directamente a la ola de personas al frente.
—¡Eso intento! ¡No responde!
Avanzaban cada vez más rápido.
—Ya pisa el freno o nos vamos a matar —advirtió Klaus con miedo—. ¡Si alguien va a hacer algo, que lo haga ahora!
Pasaron muy cerca de dos autos que se encontraban estacionados, haciendo que la ban se abollara del lado derecho. Allison levantó el freno de mano con fuerza, provocando que se detuvieran.
—¡Genial! —festejó Luther con una sonrisa, la cual se borró tan rápido como llegó. Quedaron justo al frente de los Guardianes.
Y la pelirroja pudo ver con claridad a Ribbons, aquel maldito traidor.
—Diego...
El hombre intentó encender el vehículo de nuevo, pero no daba resultado. Todos se alarmaron cuando las armas los apuntaron.
