𝗦𝗚 ☨ CHICA GORRIÓN.
Donde una pelirroja de ojos heterocromicos especiales y superpoderes inimaginables, es condenada a reevivir su adolescencia cuando una misión secreta sale mal.
Sin imaginarse que años después, una familia disfuncional traería c...
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Seis años después. Nueva Escocia, Canadá.
ALESSANDRA SINTIÓ unligero escalofrío recorrer su espalda baja, mientras caminaba por las desoladas calles llenas de nieve fresca.
Metió sus manos a los bolsillos del abrigo, y soltó un sonoro suspiro cuando a lo lejos, visualizó el viejo edificio al que tenía que dirigirse. El invierno no era su estación favorita del año, y mucho menos cuando se acercaba navidad.
Era algo a lo que ya no le tomaba importancia desde que se encontraba totalmente sola, pues aunque seguía teniendo a su hermano Ben, jamás habían podido llevarse del todo bien en la Academia, (un lugar que jamás imaginaría extrañar tanto como lo hacía ahora), y él se encontraba en prisión.
La pelirroja momentos antes de salir, recibió una corta llamada de Luther, con quien mantuvo constantemente la comunicación durante esos años; diciéndole que él pasaría a recoger a su hermano cuando saliera del reclusorio, y lo llevaría al cumpleaños de Grace, al cual ella y Cinco estaban cordialmente invitados.
Después de decir que lo hablaría pronto con él, la llamada finalizó; y ahora se encontraba de pie afuera del establecimiento, muriendo de frío y con el cabello revuelto por el viento.
Escuchó la puerta abrirse, y giró su cuerpo en dirección al sonido.
—¿Qué haces aquí, ángel? Te dije que fueras directamente al trabajo cuando salieras de casa —regañó Cinco en cuanto la vio.
Alessandra se encogió de hombros, y no pudo evitar sonreír al observar su apariencia.
Vestía con una chaqueta verde militar que lo cubría del frío, junto con una camisa a cuadros algo desgastada, y por debajo de esas dos capas, una playera algo olgada color beige, en la cual colgaban unos lentes oscuros que para nada combinaban con el pantalón y aquellas botas negras.
Se había dejado crecer el cabello y ahora lo tenía debajo de las orejas, seguía viéndose bastante juvenil, a pesar del horrible bigote que adornaba su rostro como una nueva máscara.
—Hola, Jerome —saludó la chica en cuanto lo tuvo a tan solo dos pasos de distancia, burlándose del nombre que había elegido para el "grupo de apoyo"—. ¿Qué tal todo allí dentro?
Cinco rodó ligeramente los ojos, mientras dejaba escapar una sonrisa de boca cerrada y entrelazaba sus brazos para que caminaran a la par.
—Piensan que están en la línea del tiempo incorrecta —susurró, agachándose un poco para que la pelirroja pudiera escucharlo, pues los años le sentaron de maravilla, y ahora le ganaba por una cabeza y media—, están a punto de convertirse en una secta.
